En octubre, miles de fieles en Lima y Callao lucen el hábito morado en honor al Señor de los Milagros, una tradición que hunde sus raíces en la historia de Antonia Maldonado, una mujer ecuatoriana cuya visión de Cristo con túnica morada dio origen al distintivo atuendo.
Maldonado, obligada a casarse con un hombre adinerado del Callao, afirmó haber recibido en una noche de oración un mensaje divino: “Yo te doy mi traje con el que anduve por el mundo”. Esa túnica morada se convirtió en símbolo dentro de un beaterio fundado por ella y luego se extendió a la hermandad y sus devotos en Lima.
La procesión principal parte cada octubre desde la iglesia Las Nazarenas, con miles de personas recorriendo las calles del centro histórico de Lima. En el centro de esta tradición está el anda que transporta la imagen del Cristo Moreno, cuyo peso alcanza aproximadamente 1,4 toneladas.
La Hermandad del Señor de los Milagros coordina a 34 cargadores que se turnan para cargar la anda: 17 portan el anda mientras los demás descansan, conformando grupos divididos en cuadrillas. El esfuerzo físico es considerable: según un estudio de la Pontificia Universidad Católica del Perú, cada cargador sostiene entre 25 y 30 kilos durante el recorrido.
“El perfil más importante es la fe y devoción a nuestro Señor de los Milagros”, dijo José Luis Toledo, mayordomo de la hermandad, destacando que el verdadero desafío es espiritual más que físico.
El Señor de los Milagros, imagen de Jesucristo crucificado pintada en el siglo XVII por un esclavo angoleño, es uno de los símbolos religiosos más grandes del Perú, reconocida dentro y fuera del país. La devoción popular comenzó tras el terremoto de 1655, cuando la pared con la imagen quedó intacta, considerado un milagro.
Este culto crece año a año y convoca a miles de peruanos vestidos de morado. La veneración ha cruzado fronteras, adaptándose en comunidades peruanas en varias partes del mundo, incluida Colombia, donde también viven miles de devotos.
