El primer ministro Sébastien Lecornu está en la recta final de la formación del nuevo gobierno francés, pero sigue enfrentando la resistencia de Los Republicanos (LR), que exigen garantías concretas antes de confirmar su participación.
El líder de LR, el ministro saliente del Interior Bruno Retailleau, mantiene la presión. A día de hoy, la presencia de LR en el gabinete no está asegurada. El partido gaullista espera una “hoja de ruta” de Matignon que incluya sus demandas políticas, especialmente en materia de inmigración y fiscalidad.
Según fuentes dentro de LR, ese documento todavía no había llegado el sábado por la tarde, retrasando el anuncio esperado del equipo ministerial. La senadora y portavoz Agnès Evren confirmó que por la mañana se planeaba una reunión clave entre diputados, senadores y la dirección del partido para decidir su participación, pero en la tarde no había hora oficial para ese encuentro virtual.
Un diputado de LR se mostró frustrado:
“Seguimos esperando el texto definitivo del primer ministro”
y agregó que la formación teme un gobierno sin su presencia, lo que podría posponer la designación de ministros al domingo por la noche o más tarde.
Los Republicanos cuestionan la falta de compromisos claros de Lecornu —que sustituyó recientemente a Elisabeth Borne— sobre temas sensibles como el control migratorio. Retailleau había criticado duramente la ausencia de competencias sobre visados y la reforma del sistema de ayuda médica estatal (AME), además de pedir el restablecimiento del delito de estancia irregular.
El premier intentó atraer a LR con una rebaja de 1.100 millones de euros en la cotización sobre la producción para 2026, una medida que preocupa a empresas y que fue confirmada a través de su entorno. Sin embargo, las propuestas de LR van más allá: reducción del gasto público, no subir impuestos, incentivos al trabajo y un control duro de la inmigración.
A menos de seis meses de las elecciones municipales, Retailleau juega con equilibrio entre distanciarse para no verse absorbido por Macron y mantener peso dentro del gobierno para su ambición presidencial. “Si somos demasiado macronizados, estamos muertos”, explicó un senador de LR, aunque espera un acuerdo final.
Además, LR demanda un tercio de los cargos ministeriales para miembros de su familia política, buscando influir en el perfil del futuro equipo, que podría inclinarse hacia la derecha más que el anterior.
Como primer indicio de cambios, el ministro saliente de Ampliación Territorial, François Rebsamen, anunció que no se presentará a la reelección alegando “convicciones de hombre de izquierda”. Eric Lombard, exministro de Economía y considerado aliado del diálogo con la izquierda, apuntó vía X que existen “posibles acuerdos con fuerzas de izquierda” para el presupuesto.
Por ahora, despacho cerrado y tensión máxima en Matignon. La formación del gobierno puede alargarse días en medio de la incertidumbre de LR, pieza clave para la estabilidad política y la próxima legislatura.
