En Montanou, un barrio de Agen, vecinos de la residencia La Fontaine denuncian una situación insostenible tras más de una década soportando insalubridad, humedad y abandono. La residencia es una copropriété donde múltiples propietarios deberían cuidar los edificios, pero hoy las infraestructuras están en estado crítico.
Patricia, madre de cuatro hijas, relata que una de ellas sufre problemas respiratorios graves vinculados a la humedad del inmueble, que cuenta con un sistema de calefacción defectuoso y tuberías dañadas, además de un estado general tan deteriorado que el agua se filtra cuando llueve. “Hace 12 años que vivo aquí y no aguanto más”, dice.
El mal estado de La Fontaine no es un caso aislado, también está en el punto de mira la residencia L’Oustalet, otra copropriété del barrio afectada. La Agglomération d’Agen ha iniciado un estudio para diagnosticar la situación más a fondo, con expertos que realizarán análisis durante varios meses dada la complejidad del caso.
Mientras tanto, los inquilinos están sin respuestas efectivas de los dueños, y denuncian la inacción de los gestores y compañías aseguradoras. Patricia asegura que el primer propietario, que reside mayormente en el extranjero, ignora los múltiples reclamos y no responde al contacto, a pesar de tener pruebas fotográficas del deterioro.
“Una de mis hijas está bajo tratamiento médico por la humedad del edificio”, dice Patricia
La Agence Régionale de Santé (ARS) y el centro social Maisons pour Tous de la Masse han sido alertados, mientras que la alcaldía de Agen ha derivado el caso a Agen Habitat. La situación amenaza la seguridad de los residentes, ya que, según el vice-presidente delegado Bruno Dubos, existe “un riesgo grave” por la falta de agua, electricidad en zonas comunes e incluso por la presencia de plagas como cafres.
Jean Dionis, presidente de la Agglomération, advirtió que aunque el problema es privado, la administración pública deberá actuar para poner fin a la crisis. Además del diagnóstico detallado, se apoyará el Popac, un programa municipal para agilizar la gestión y descarga de trámites a los propietarios.
Los vecinos esperan con urgencia obras de reparación que podrían tardar años, mientras enfrentan inviernos sin calefacción y un ambiente tóxico para la salud. La espera acumula frustración y la sensación de abandono total mientras la zona clave del barrio permanece marcada por la degradación.
