La genética explica solo un 30% de la longevidad extrema; el resto depende de hábitos diarios, revela la ciencia.
Vivir hasta los 100 años ya no es una rareza, sino una meta alcanzable. La clave está en combinar dieta, ejercicio, salud mental y relaciones sociales.
Estudios científicos como el Estudio de Carga Global de Enfermedades demuestran que la dieta occidental, rica en carnes procesadas y azúcares, provoca millones de muertes prematuras anuales.
Contrario a esto, una alimentación basada en granos integrales, legumbres, frutas y verduras puede agregar hasta una década a la esperanza de vida si se adopta desde joven, pero incluso a los 60 o 80 años aporta años extra.
El peso corporal también importa: centenarios suelen tener pesos normales o bajos, descartando la obesidad como aliada de la longevidad.
El ejercicio regular es vital. La OMS recomienda entre 150 y 300 minutos semanales de actividad moderada, como caminar rápido, más entrenamiento de fuerza para mantener masa muscular y evitar caídas. Esto puede sumar hasta siete años de vida saludable.
En la vejez, actividades comunes en centenarios incluyen caminar o jardinería, no rutinas intensas de gimnasio.
Pero vivir mucho también requiere mente y entorno social sanos. El Estudio sobre Desarrollo Adulto de Harvard, la investigación más larga sobre vida humana, señala que relaciones sólidas son el mejor predictor de salud y longevidad.
La soledad aumenta la mortalidad incluso más que la obesidad y eleva los costos médicos en unos 1,000 euros anuales.
Por otro lado, tener un propósito claro reduce riesgos de enfermedades y una actitud positiva hacia el envejecimiento baja un 43% la muerte en cuatro años.
Otro factor crucial: el microbioma intestinal, cuya diversidad disminuye con la edad pero se mantiene más joven en centenarios, ayudando a combatir inflamación crónica.
Este equilibrio se logra con dietas ricas en fibra, como la mediterránea.
En resumen, superar los 80 años requiere optimizar dieta, ejercicio, sueño y conexión social. Sentirse parte de un grupo mejora la supervivencia en mayores de edad avanzada.
Maria Branyas Morera, la persona más longeva del mundo, y Jeanne Calment, supercentenaria francesa, ejemplifican estos hábitos vitales, no solo por sus anécdotas sino porque la ciencia los respalda.
La longevidad extrema es 30% genética, 70% estilo de vida. La clave está en una hoja de ruta integral que cuide cuerpo y mente, y fortalezca lazos sociales.
La tiktoker de 87 años Elaine Neuwirth lo resume: “Importa levantarse, moverse y ser parte del mundo para permanecer en él más tiempo”.
