Hace dos semanas, Auguste Lamont, un niño de 4 años apodado “Gus”, desapareció mientras jugaba cerca de su casa en Yunta, una zona remota de Australia Meridional. La última vez que se le vio fue el 27 de septiembre. Desde entonces, no hay pistas que indiquen su paradero.
La policía local desplegó un operativo masivo con helicópteros, drones, equipos caninos, vehículos todoterreno y apoyo militar para rastrear la zona, una de las regiones más aisladas del país. Sin embargo, tras una semana de búsqueda intensiva, las autoridades anunciaron que bajan el nivel de la operación, pasando de un enfoque activo de rescate a una “operación de recuperación”.
Los oficiales afirman que ya han cubierto todas las áreas relevantes donde podría estar el niño, pero no han encontrado indicios decisivos. En ausencia de nuevas señales, la búsqueda se ralentiza, mientras la familia y el país mantienen la esperanza.
La desaparición sacude a Australia y ha tenido repercusión internacional. Aunque no se sospecha de ningún crimen en esta etapa, la comunidad mantiene la tensión y la incertidumbre. La policía sigue abierta a recibir cualquier información que pueda ayudar a localizar a “Gus”.
Por ahora, dos semanas después, no hay novedades sobre Auguste Lamont ni cambios en el operativo. La investigación continúa y el pueblo australiano permanece en vilo.
