La tragedia en Gaza no solo muestra el sufrimiento del pueblo palestino, sino que también pone al descubierto una crisis profunda en la razón política a nivel global, alertan expertos en filosofía política.
El filósofo marxista Georg Lukács advirtió hace casi 70 años que el auge del irracionalismo, marcado por emociones y supremacías raciales, preparó el camino para el fascismo y el horror del nazismo. Hoy, su advertencia vuelve a sonar vigente en medio del conflicto palestino.
La polarización se refleja en discursos donde el adversario se deshumaniza. En la reciente Asamblea de la ONU, el expresidente Donald Trump acusó a quienes reconocen a Palestina como Estado de premiar “terroristas de Hamas”, reduciendo el conflicto a “enemigo absoluto” sin espacio para el diálogo. Esto, advierten analistas, es un síntoma del retroceso hacia lógicas que Lukács calificaba de irracionales.
Sin embargo, un lado esperanzador emerge en la comunidad internacional. Hasta ahora, 157 países han reconocido oficialmente a Palestina. Esta postura pone la razón y el derecho internacional como base para buscar soluciones y evitar que la violencia sea justificada bajo la bandera de la “autodefensa absoluta”.
Expertos sostienen que los acuerdos bilaterales, como el impulsado por Trump y el premier israelí Benjamin Netanyahu, que buscan someter a Hamas sin consulta multilateral, ignoran el papel de la ONU y el derecho internacional, sumiendo a la región en nuevos ciclos de violencia.
El choque entre narrativas en medios y redes sociales refleja una disputa más profunda: la defensa de la razón dialéctica frente a consignas simplistas y la emoción colectiva abriendo paso a la violencia. La historia podría estar repitiéndose si se sigue justificando el sufrimiento civil y silenciando a la comunidad internacional con vetos o discursos excluyentes.
Para Lukács, defender la razón no es solo un argumento académico, sino una necesidad ética y política. Hoy, esta batalla se juega en titulares y foros globales, donde cada Estado debe decidir si apoya el diálogo o la guerra.
