La Autoridad de Conducta Financiera (FCA) del Reino Unido insiste en que no regulará la inteligencia artificial (IA) con nuevas normas específicas, dejando a las firmas financieras la responsabilidad de gestionar riesgos.
La FCA sostiene que no regula tecnologías, sino resultados, pero esta postura choca con la complejidad y los riesgos que la IA representa para el sector financiero. Omar Salem, socio experto en regulación financiera en Fox Williams LLP, advierte que la IA plantea amenazas únicas, desde burbujas de mercado hasta la explotación de sesgos del consumidor.
En su informe conjunto con la Autoridad Reguladora Prudencial (PRA), la FCA reconoce que la IA puede crear inestabilidades, como ‘flash bubbles’ o caídas rápidas en los mercados, y resalta la necesidad de supervisión humana en decisiones algorítmicas.
Pese a estas preocupaciones, la FCA ha descartado imponer nuevas reglas y se mantiene solo en la aplicación de normas generales ya existentes, como la obligación de asegurar sistemas de control adecuados. El problema es que estas normas son vagas para la IA, dejando a las empresas sin un marco claro y aumentando la incertidumbre regulatoria.
Este vacío afecta a iniciativas clave, por ejemplo, en la protección al consumidor. La FCA advierte de los riesgos para usuarios de IA en productos como seguros o asesoría financiera, pero su reciente enfoque en el deber hacia el consumidor no menciona en absoluto la IA.
Además, la FCA ha lanzado un servicio de pruebas en vivo para IA, pero solo para grandes firmas, dejando fuera a muchas empresas que podrían beneficiarse de una guía más concreta y accesible.
Salem señala que la falta de regulación específica puede provocar decisiones inconsistentes, falta de claridad en la autorización de nuevos negocios y un retraso en el desarrollo de productos de IA para asesoría, que podrían democratizar el acceso a servicios financieros.
Empresa o regulación: la FCA apuesta por dar control a las firmas
Al rechazar normas propias para IA, la FCA transfiere la carga a las empresas para que adapten las regulaciones existentes. Esto puede conducir a que cada sector cree sus propios estándares, generando un mosaico regulatorio fragmentado en la City de Londres.
Los expertos advierten que la incertidumbre no solo pesa sobre los negocios, sino que puede limitar el aprovechamiento de la IA para mejorar servicios y proteger a los consumidores.
En un sector donde la regulación suele ser estricta y detallada, la FCA se desmarca por ahora y deja en manos de las firmas el desafío de “hacer su propia papilla” regulatoria, con riesgos y oportunidades sin precedentes.
