A partir de hoy, 9 de octubre de 2025, entra en vigor una nueva normativa europea para todos los transferencias bancarias SEPA, tanto ordinarias como instantáneas. El objetivo es endurecer los controles para combatir las fraudes que ascendieron a 183 millones de euros en pérdidas en 2024, según la Banco de Francia.
Hasta ahora, la verificación se basaba únicamente en el número de IBAN. No se comprobaba que este coincidiera con el nombre real del titular de la cuenta beneficiaria. Esta brecha permitía fraudes comunes, sobre todo en estafas de facturas falsas: delincuentes interceptaban facturas legítimas y cambiaban el IBAN por uno propio para desviar el dinero.
Julien Lasalle, secretario del Comité Nacional de Medios de Pago, explicó durante la rueda de prensa: «No se podía asegurar que el IBAN válido correspondiera efectivamente al beneficiario».
Con la nueva regla, el banco emisor deberá verificar con el banco receptor la coincidencia entre el nombre y el IBAN antes de validar la orden de pago. Si hay discrepancias, el cliente será alertado de inmediato y podrá corregir o cancelar la transferencia.
Esta doble verificación busca hacer más responsables a los usuarios, que deberán confirmar la información antes de confirmar el pago. Para beneficiarios ya registrados en el sistema, los bancos pedirán actualizar o corregir los datos de nombre y apellido vinculados a la cuenta.
Todavía existen excepciones. Los países SEPA fuera del Espacio Económico Europeo, como Reino Unido y Suiza, no están sujetos a esta obligación. Tampoco se aplicará a transferencias entre territorios franceses de la eurozona y las colectividades del Pacífico francés (Nueva Caledonia, Polinesia Francesa, Wallis y Futuna).
Esta actualización en la seguridad de las transferencias SEPA es una medida clave para reducir un fraude que sigue creciendo y que, según expertos, es un voto de confianza para usuarios y bancos ante el aumento de delitos cibernéticos financieros en Europa.
