El Departamento de Estado de Estados Unidos confirmó esta semana el despido de un diplomático que ocultó una relación sentimental con una ciudadana china vinculada al Partido Comunista.
Según un comunicado del portavoz Tommy Pigott, el empleado reconoció la relación ante cámaras y admitió que su pareja “podría haber sido una espía”. Además, reveló que el padre de la mujer es “un comunista puro y duro”, en un dato que aumentó las sospechas de seguridad.
No se han divulgado pruebas concretas de espionaje contra el empleado, cuya identidad no fue revelada. Sin embargo, el caso se usa para señalar un cumplimiento estricto de las normas internas, tras un decreto firmado por Donald Trump al inicio de su mandato actual para proteger la seguridad nacional estadounidense.
Este es el primer despido conocido bajo esa nueva directiva que exige a todos los empleados del gobierno “implementar fielmente las políticas del presidente”, en especial en temas sensibles como las relaciones con ciudadanos chinos.
El Departamento de Estado reforzó que mantiene una política de “tolerancia cero” contra cualquier empleado que ponga en riesgo la seguridad del país.
La medida llega después de que a principios de año EE.UU. prohibiera formalmente a sus empleados en China mantener relaciones amorosas con locales, una norma rara que recuerda los protocolos de la Guerra Fría.
El caso pone de relieve la creciente preocupación en Washington por la influencia y posible infiltración del Partido Comunista chino dentro de instituciones y empleados oficiales.
