La gerencia del Hospital Julio Méndez Barreneche confirmó el cierre definitivo de Cardiovida, la única unidad cardiológica pública del Magdalena. La decisión se dio a conocer en una rueda de prensa tras finalizar el contrato con la empresa operadora de la unidad.
Cardiovida ya enfrentaba una crisis profunda. Durante años hubo conflictos administrativos y financieros que afectaron su funcionamiento. Trabajadores denunciaron retrasos en sus pagos que llegaban hasta seis meses, producto de una deuda de cerca de $6.000 millones que el hospital mantiene con la unidad, deuda que solo ha sido parcialmente reconocida con un pago comprometido de $100 millones a pesar de los recursos girados desde el Ministerio de Salud.
La falta de liquidez golpeó a Cardiovida de fondo. Su licencia operativa independiente de 15 años no bastó para sortear la presión política y administrativa que muchos vinculan a intereses externos. En agosto del año pasado, la gerencia del hospital limitó las remisiones de pacientes a Cardiovida, enviándolos a centros en Barranquilla, pese a que la unidad tenía camas disponibles y personal.
Estas dificultades forzaron a Cardiovida a aceptar condiciones contractuales desfavorables para continuar operando y recibir pagos atrasados, una medida que no logró evitar el cierre.
La Gobernación del Magdalena anunció planes para abrir una nueva unidad coronaria a comienzos de 2026, pero diputados departamentales aseguran que hasta ahora no hay proyectos ni recursos definidos para financiarlo. Expertos en salud señalan que la apertura de una unidad cardiológica de este tipo podría tomar entre tres y seis meses una vez iniciada la obra.
La comunidad médica y los pacientes quedan a la expectativa de un plan de contingencia que garantice la atención oportuna de personas con enfermedades cardíacas mientras se resuelve la ausencia de Cardiovida en la región.
