El Gobierno colombiano anunció la exclusión de Iván Márquez como negociador oficial en la mesa de paz con la segunda disidencia de las FARC, la Segunda Marquetalia, tras más de 11 meses sin que se sepa su paradero ni participe en las reuniones acordadas.
Márquez no asiste a las sesiones desde noviembre de 2024 cuando, desde Puerto Asís (Putumayo), envió una carta en la que rechazaba la reunión y cualquier actividad posterior en el proceso. Desde entonces se ha mantenido desaparecido y no ha fijado posición para retomar el diálogo.
El Gobierno tomó la decisión oficial mediante resolución, basada en el artículo 22 de la Constitución que considera la paz un derecho y un deber obligatorio. También enfatizó que es potestad presidencial definir los interlocutores y formas del diálogo.
El Ministerio de Defensa, con Pedro Sánchez a la cabeza, informó que a pesar de intensas labores de inteligencia, no existen datos confiables sobre el paradero o el estado de Márquez. Versiones no confirmadas lo ubican en zonas remotas de Venezuela o en áreas fronterizas, pero ninguna ha sido corroborada.
La salida de Márquez agrava la crisis interna que vive la Segunda Marquetalia, donde se ha reportado la creación de la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano, síntoma de rupturas y fragmentaciones. Esto genera un vacío de liderazgo en un grupo clave para la pacificación.
A pesar de la exclusión de Márquez, otros grupos que conforman la mesa, como la Coordinadora Guerrillera del Pacífico y los Comandos de la Frontera – Ejército Bolivariano, han expresado su disposición para continuar con las negociaciones.
La Segunda Marquetalia, surgida tras la ruptura del acuerdo de paz de 2016, ha sido señalada por el Gobierno y la justicia por su involucramiento en narcotráfico y ataques armados. Márquez acumula más de 400 años de condenas por varios delitos, lo que añade complejidad a su estatus jurídico y político.
Con esta medida, el Ejecutivo colombiano busca seguir adelante con el proceso de paz total, uno de los pilares de la administración actual. Sin embargo, la incertidumbre sobre Iván Márquez mantiene un fuerte nivel de tensión en el panorama político y de seguridad en Colombia.
