Chiapas vivió una nueva jornada de tensión con la caravana migrante que partió de Tapachula el 1 de octubre. Elementos del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Guardia Nacional realizaron dos operativos el miércoles entre la tarde y noche para detener a grupos de migrantes que avanzaban hacia el norte.
En el primer operativo, cerca de la comunidad Galeana en Pijijiapan, agentes federales localizaron a una veintena de migrantes bañándose en un río tras caminar horas bajo sol y lluvia en Mapastepec. Fueron subidos por la fuerza a las llamadas “Perreras”, camionetas del INM, y trasladados al centro migratorio Siglo XXI en Tapachula.
Minutos después, un segundo grupo fue interceptado en el parque central de Pijijiapan. Video en redes muestra enfrentamientos, los migrantes lanzando piedras y rescatando a compañeros retenidos en las camionetas oficiales.
Hasta la madrugada no se tenía el número exacto de detenidos, pero migrantes reportaron múltiples heridos. Entre ellos Adrián, un cubano hospitalizado por una infección de miasis en la pierna y deshidratación severa tras intentar tratar la herida solo sin éxito.
“Venimos sufriendo, ahora tomamos agua de los ríos porque no hay dónde comprar”, dijo Gisel Hernández, otra integrante de la caravana que denunció ampollas, desmayos y falta de agua.
Los migrantes hicieron un llamado directo a la presidenta Claudia Sheinbaum para que se les conceda un permiso humanitario que les permita salir de Tapachula, donde la capacidad de atención está saturada y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) no da abasto con los tramites.
La caravana permanecerá una jornada más para descansar en Pijijiapan y definirá si retoma su avance esta madrugada hacia Tonalá, a 80 kilómetros de distancia.
El operativo en Chiapas vuelve a evidenciar la frágil situación de los migrantes que cruzan México y la tensión constante entre las autoridades migratorias y quienes buscan abrir camino hacia el norte.
