China sigue siendo el mayor socio comercial de África, pero sus inversiones y préstamos comienzan a bajar, según datos recientes. Mientras el gigante asiático reduce su presencia financiera en el continente, otros países asiáticos como Japón, Corea del Sur y Singapur aceleran sus planes para ocupar ese espacio estratégico.
En un contexto global donde la carrera por los minerales críticos se intensifica, estos “nuevos jugadores” diseñan estrategias comerciales y de inversión enfocadas en sectores claves como la agricultura, la minería y la tecnología. En Côte d’Ivoire, por ejemplo, escenas cotidianas reflejan ese cambio: un empleado de la empresa Olam utiliza un móvil Samsung para hacer pagos de cacao vía mobile money, una muestra de cómo la tecnología asiática ya penetra en los mercados africanos locales.
Japón y Corea suman esfuerzos para diversificar sus fuentes de materias primas y ampliar sus relaciones comerciales más allá de la tradicional inversión china. Singapur, con su fuerte capacidad financiera, emerge también como un actor clave para financiar proyectos de infraestructura y tecnología en la región.
Esta competencia renovada recalibra la geopolítica y economía en África, donde la influencia china, aunque todavía dominante, muestra signos claros de erosión. El resultado es una reconfiguración del tablero asiático en el continente, con efectos directos en la estabilidad económica y en proyectos de desarrollo local.
Los expertos observan que, aunque China mantenga acuerdos comerciales importantes, la entrada de Japón, Corea y Singapur no solo representa una disputa por los recursos sino una oportunidad para que África consiga mejores condiciones y socios más diversificados.
En suma, África ya no es terreno exclusivo de Pekín. La presencia creciente de estos “nuevos players” asiáticos marca un nuevo capítulo en las relaciones internacionales y económicas del continente.
