Rusia lanzó esta noche un masivo ataque sobre territorio ucraniano con más de 465 drones y 32 misiles, concentrados en infraestructuras energéticas esenciales. La ofensiva afectó al menos a 12 regiones, entre ellas Kiev, Donetsk, Zaporiyia, Járkov y Odesa.
La Fuerza Aérea ucraniana informó que los ataques provocaron cortes consecutivos de luz, gas y agua, dejando a millones sin servicios básicos en plena temporada de otoño e invierno. La compañía DTEK confirmó que una central térmica regional sufrió daños severos, sin precisar aún la magnitud.
El presidente Volodimir Zelenski confirmó la muerte de un niño en la ciudad de Zaporiyia y reportó que más de 20 personas quedaron heridas en distintos puntos del país. En Kiev, bomberos rescataron a más de 20 personas de un edificio en llamas tras un ataque directo; cinco fueron hospitalizadas.
El alcalde Vitali Klitschko indicó que la capital quedó dividida por el corte eléctrico que afecta ambos lados del río Dnipro, y se suspendió el suministro de agua en varios distritos. La ministra de Energía, Svitlana Hrynchuk, calificó la acción como un “golpe devastador a la infraestructura energética”.
Rusia acumula días bombardeando gasoductos y centrales eléctricas para quebrar la capacidad de calefacción y producción de energía de Ucrania, lo que pone en riesgo la supervivencia de la población durante esta temporada.
Zelenski hizo un llamado urgente a la comunidad internacional, enfatizando la necesidad de “acciones decisivas” y no sólo medidas simbólicas. Demandó a Europa, Estados Unidos y el G7 mayor provisión de sistemas de defensa aérea y la aplicación efectiva de sanciones contra Rusia.
En un mensaje dirigido al G20, que incluye potencias como China, Zelenski criticó la falta de acciones concretas frente a la ola de ataques y pidió una respuesta contundente a la “brutalidad” rusa.
Por ahora, la situación sigue siendo crítica y la población civil afectada sigue enfrentando incertidumbre en el acceso a los servicios más elementales.
Las autoridades ucranianas mantienen sus esfuerzos para mitigar daños y atender a los heridos mientras el conflicto prolonga su impacto sobre la infraestructura nacional.
