La guerra en Ucrania sigue evolucionando y las fuerzas rusas han dado un paso peligroso con el uso de drones FPV (First Person View) conectados por fibra óptica que pueden volar hasta 20 kilómetros. Esta novedad fue detectada tras un ataque en Kramatorsk el 5 de octubre, cuando un dron ruso recorrió casi 20 km para atacar un vehículo, según imágenes filtradas.
Los drones FPV se han convertido en un recurso clave para ambas partes, empleados no solo en ataques, sino también en vigilancia y reconocimiento. La principal ventaja de la fibra óptica es que protege estos drones de los intentos de interferencia y bloqueo por radiofrecuencia, ya que el cable se despliega mientras vuelan, anulando el riesgo de ser derribados por jammers.
Hasta ahora, la capacidad de estos drones estaba limitada por el rango del cable, pero las fuerzas rusas han logrado ampliar ese límite a 20 km, lo que pone en riesgo ciudades ucranianas cercanas a la línea de frente como Kramatorsk y Sloviansk y aumenta la capacidad de ataques sorpresa sobre infraestructura clave y unidades militares.
Por su parte, el ejército ucraniano también avanza en esta tecnología y ha desarrollado un sistema que puede alcanzar hasta 40 kilómetros. Este sistema incluye un dron repetidor más grande conectado a varios drones pequeños de ataque, todos controlados mediante cables de fibra óptica. Así, Ucrania puede atacar objetivos de alto valor como sistemas antidrone enemigos y otras infraestructuras que antes quedaban fuera de alcance.
Expertos en defensa destacan que esta evolución tecnológica marca un cambio importante en la guerra de 2025 frente a 2024, con una batalla que ahora se libra más allá de la línea visual y radárica.
En resumen, la carrera por el dominio del espacio aéreo no tripulado con drones de fibra óptica trae un nuevo nivel de amenaza para los civiles y combatientes en zonas cercanas al frente, haciendo más letales y silenciosos los ataques a larga distancia.
