Servicios sociales y cuerpos policiales en Vizcaya detectan un fenómeno creciente: padres marroquíes traen a sus hijos menores a Bilbao para que entren en la red de acogida de menores extranjeros no acompañados (menas) y luego regresan a Marruecos.
En algunos casos, los padres incluso viajan en avión con visado y dejan a los niños en centros forales como el de Amorebieta o el recién reabierto Vivero, pensado para adolescentes en situación urgente mayores de 16 años. Lo hacen para aprovechar lo que algunos responsables locales califican como un «Erasmus gratuito» del sistema de protección. La cifra al alza se nota especialmente en verano, con más de 400 menores magrebíes ingresados en lo que va de 2025, y casi 600 menores bajo la tutela foral en total, 25 de ellos mujeres.
El modus operandi incluye avisos a los niños para que no muestren pasaporte ni visado en los primeros tres meses y presenten luego su documento nacional de identidad marroquí (CNIE). Varios progenitores organizan la ruta hasta policías locales, especialmente la comisaría de Ertzaintza en Zabalburu, y entregan incluso notas con mensajes que indiquen que son menores no acompañados y que necesitan ayuda.
La Ertzaintza y Policía Municipal confirman que muchos niños llegan directamente a agentes en la calle o en la Intermodal. Sin embargo, estos menores a veces falsean su trayecto de llegada, asegurando haber cruzado en patera o haber venido desde otras regiones, aunque las comprobaciones policiales desmienten esas versiones.
Los cuerpos de seguridad también han abierto investigaciones por casos recientes. El 23 de julio detuvieron a una pareja marroquí en Bilbao por abandono y sustracción de menor tras dejar a su hijo en un centro de acogida mientras ellos continuaban en la ciudad. El chico aseguró ser mayor de edad y mantenía contacto con sus padres, que fueron autorizados a volver a Marruecos a la espera de juicio.
La Policía Nacional investiga al menos dos casos similares y sospecha que existen intermediarios que asesoran a las familias tanto en origen como en destino para facilitar la entrada en el sistema foral. Incluso se plantean vínculos con redes organizadas de trata de personas.
Este fenómeno ha generado preocupación entre autoridades locales y responsables de servicios sociales por el posible uso abusivo del sistema de tutela y el impacto en los recursos disponibles para menores vulnerables.
