El presidente Emmanuel Macron decidió este viernes renombrar a Sébastien Lecornu como primer ministro, apenas una semana después de su sorprendente dimisión. Según fuentes del Elíseo, Lecornu tendrá «carta blanca» para formar su nuevo gobierno, sin interferencias orientadas hacia la campaña presidencial de 2027.
La decisión se anunció justo después de las 22 horas y fue inmediatamente aplaudida por el círculo presidencial. La ministra saliente de Educación, Élisabeth Borne, felicitó a Lecornu y le deseó éxito frente a los «desafíos mayores del país». Por su parte, la presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, declaró estar lista para que el Parlamento retome su papel: «La Asamblea está en orden de marcha. Es hora de trabajar».
Pero la noticia también desencadenó fuertes críticas desde la oposición. Desde la izquierda, la secretaria nacional de los Ecologistas, Marine Tondelier, calificó la reconfirmación de Lecornu como «increíble». La jefa del grupo La France Insoumise (LFI) en la Asamblea, Mathilde Panot, denunció un «gobierno por el desgaste y la rabia». Anunció además la presentación inmediata de una moción de censura y una petición de destitución contra Macron.
«Macron pospone miserablemente lo inevitable: su salida», dijo Panot.
En redes sociales, el líder de LFI, Jean-Luc Mélenchon, ironizó sobre la repetición del nombramiento: «Cada vuelta del carrusel con el mismo premio». El Partido Comunista, a través de Fabien Roussel, calificó la decisión como «inaceptable» y denunció el aislamiento del presidente con el pueblo.
Desde el Partido Socialista, el secretario general Olivier Faure aclaró que no existe ningún acuerdo para evitar censuras: «No tenemos ninguna garantía ni compromiso con Lecornu».
A la derecha, las protestas también fueron inmediatas. Éric Ciotti, presidente de la Unión de las Derechas para la República (UDR), publicó simplemente «censura» en su cuenta de X. El líder del Rassemblement National, Jordan Bardella, anunció que su partido presentará una moción de censura «inmediata» contra el nuevo ejecutivo, calificándolo de «mala broma» y «humillación para los franceses».
«El gobierno Lecornu II es una vergüenza democrática y una ofensa para nuestras instituciones», dijo Bardella.
Por su parte, el vicepresidente del grupo RN en la Asamblea, Alexandre Loubet, aseguró que la reconducción de Lecornu es «un insulto a franceses y a las instituciones».
El nuevo gabinete empieza con fuertes tensiones políticas, con una oposición dispuesta a usar todas sus herramientas parlamentarias para bloquearlo. Macron apuesta por la continuidad con la ilusión de estabilidad pero enfrenta un panorama parlamentario fragmentado y crítico que anuncia duros debates en los próximos meses.
