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La memoria necesita olvidar para no saturar el cerebro advierte experto

Olvidar no es un fallo, es vital para que la memoria funcione sin saturarse.

CACERES. ENTREVISTA JEFE SERVICIO NEUROLOGIA IGNACIO CASADO

Ignacio Casado, jefe de Neurología del Hospital Universitario de Cáceres y miembro de la Real Academia de Medicina de Salamanca (Ramsa), explica que nuestra memoria no solo sirve para recordar, sino que también necesita olvidar para no saturarse.

Según Casado, la memoria es un conjunto de capacidades mentales que procesan información externa a través de tres niveles: sensorio, corto plazo (o memoria de trabajo) y largo plazo. En el largo plazo se divide en memoria consciente, como la episódica —que nos ancla en tiempo y espacio— y la semántica, que almacena nuestro conocimiento general. También está la memoria procedimental, no consciente, que permite hacer tareas motoras sin pensar.

El experto detalla que la pérdida de memoria no siempre es patológica. De hecho, “si recordáramos todo estaríamos tan incapacitados como si olvidáramos todo”, pues el cerebro se saturaría por la enorme cantidad de información que procesa cada día. El olvido es por tanto un mecanismo necesario para que nuestra mente funcione.

“Si recordara todo, no tendría sentido. El cerebro necesita olvidar para avanzar y no colapsar,” señala Casado.

Casado pone como ejemplo el personaje de Borges, Funes, que recordaba absolutamente todo pero era incapaz de funcionar con normalidad.

Además, existen diferentes tipos de olvido. El motivado, que elimina recuerdos traumáticos o incómodos; y el por interferencia, común en nuestro día a día, como cuando no conseguimos recordar una palabra o contraseña al cambiarla constantemente.

Casado advierte también que en los últimos años, las consultas médicas por problemas de memoria han crecido considerablemente, igualando a las relacionadas con dolores de cabeza. Esta tendencia, explica, responde en gran parte a la saturación informativa a la que estamos sometidos en la actualidad, junto con estrés, ansiedad, insomnio y factores de riesgo vascular como hipertensión o diabetes.

El deterioro más conocido de la memoria episódica ocurre en el Alzheimer: los pacientes no solo olvidan lo reciente, sino que se desorientan en tiempo y espacio. Sin embargo, la memoria procedimental suele conservarse más tiempo, permitiendo a personas con Alzheimer avanzado, por ejemplo, seguir montando en bicicleta o realizar tareas motoras aprendidas.

Casado concluye que olvidar no solo es normal, sino imprescindible para la supervivencia cerebral. La memoria moldeó la evolución humana permitiendo reconocer lugares seguros, alimentos comestibles y protegerse del entorno hostil.

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