Unas 100 personas protestaron en Morinj, Montenegro, exigiendo la retirada de una placa conmemorativa que consideran falsa y provocadora. La manifestación, organizada por el Udruženje boraca ratova y el Miholjski zbor, tuvo lugar frente al antiguo cuartel militar donde se encuentra la placa.
Zdravko Nišavić, presidente del Miholjski zbor, pidió al ministro de Defensa Dragan Krapović abrir las puertas del antiguo campo militar para que las autoridades inspeccionen y permitan retirar la placa, una medida que según él ya cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura pero no avanza.
Nišavić señaló que no les molesta la presencia del ministro croata Gordan Grlić Radman, a quien calificó de representar los intereses de su país, pero criticó duramente a políticos montenegrinos que, según él, traicionan a sus votantes.
Durante la protesta, el ex jefe militar de la extinta Yugoslavia y ex interrogador del campo de Morinj, Radomir Goranović, desmintió que allí se hubieran cometido crímenes de guerra y atacó personalmente a figuras políticas locales, llamando “bandido” a Jova Kapičić y censurando al ministro de Exteriores Ervin Ibrahimović.
Radan Nikolić, líder de los veteranos de los años 90, afirmó que la placa no fue impuesta por Croacia, sino por el propio gobierno montenegrino, y calificó la situación como una traición constitucional. Anunció futuras protestas frente a la sede del gobierno y el parlamento nacional, buscando presionar a las autoridades para que actúen.
El ambiente fue tenso pero pacífico, con fuerte presencia policial y unidad entre los manifestantes que llegaron en autobús desde ciudades como Kotor, Herceg Novi, Tivat, Podgorica y Nikšić. Además de veteranos, políticos opositores de DNP y Slobodna Crna Gora, y varios líderes civiles ofrecieron su respaldo.
El controvertido ministro croata Grlić Radman fue acusado por Nikolić de influir excesivamente en la administración local de Boka Kotorska, incluso en asuntos catastrales, algo que ha levantado preocupación entre nacionalistas serbios y montenegrinos.
El sacerdote Mijajlo Backović defendió la legitimidad del ejército yugoslavo en 1991 y tachó la placa como “mentira política” que distorsiona la historia. Recordó a los representantes del Estado que su poder depende de los ciudadanos y exigió responsabilidad y respeto.
Vladislav Dajković, líder de Slobodna Crna Gora, pidió a los manifestantes mantener la protesta libre de tintes partidistas, y se ofreció para derribar personalmente la placa cuando llegue el momento, mientras criticó la falta de presencia oficial de altos cargos del gobierno.
La protesta se enmarca en un conflicto político y cultural que refleja tensiones entre minorías nacionales y políticas en Montenegro, con un enfoque fuerte en la memoria histórica y el control político del legado de los años 90. Se esperan nuevas movilizaciones en los próximos días frente a las instituciones estatales.
