La justicia francesa dio un golpe esta semana en Córcega: el Tribunal Administrativo de Bastia ordenó retirar una cruz cristiana erigida en un terreno público en Quasquara, un pequeño pueblo de Córcega del Sur.
La cruz de madera fue instalada en 2022 por la municipalidad con la intención de mantener una tradición local. Sin embargo, una habitante presento una denuncia alegando que ese símbolo religioso viola la ley de 1905, que separa las iglesias del Estado en Francia.
El tribunal no dudó y esta semana anuló la negativa del alcalde a retirar la cruz. Según la sentencia, no hay prueba de que esa cruz reemplace un antiguo calvario, que es la única excepción contemplada por la ley para mantener un símbolo religioso en espacio público.
Más contundente aún, el tribunal recordó que “la República se opone a la instalación por las autoridades públicas de cualquier signo que manifieste reconocimiento o preferencia a un culto religioso”.
La decisión ahora obliga a la prefectura de Córcega a hacer ejecutar el mandato y retirar la cruz sin demora.
Esta resolución podría sentar precedente para otras comunidades pequeñas en Córcega donde símbolos religiosos públicos son comunes. El choque entre tradición local y el estricto laicismo francés sigue generando tensiones.
Mientras tanto, la cruz permanece todavía en la entrada del pueblo, aunque su permanencia parece contar sus últimos días.
