La formación Reform se consolida en Gales con un inesperado 29% de intención de voto, casi igualando al 30% de Plaid Cymru y dejando a Labour muy atrás con solo un 14%, según una encuesta reciente de ITV Cymru Wales. Los conservadores rondan el 11% y tanto verdes como liberales obtienen el 6%.
Aunque Reform, partido liderado por Nigel Farage, demanda mano dura contra la inmigración y alerta de “desórdenes civiles,” expertos recuerdan que sus apoyos pueden ser volátiles. El electorado rural parece dispuesto a abandonar el partido laborista si se abordan problemas clave como la atención sanitaria. En Mid y West Wales, la amenaza a servicios vitales de salud como la unidad de ictus en Bronglais Hospital, junto con los tiempos de espera de ambulancias y el bloqueo de camas, son factores decisivos para recuperar votos.
Además, una encuesta de Survation detecta que hasta el 25% de los votantes creen erróneamente que los migrantes que cruzan el Canal en embarcaciones pequeñas son mayoría, cuando representan menos del 4%. Además, casi la mitad piensa que la mayoría de los migrantes son “ilegales,” sin contar que la mayoría llegan legalmente. Estos errores alimentan la narrativa de miedo que usa Reform.
Por otro lado, la labor del Partido Laborista en Gales tiene claros éxitos, como las comidas escolares gratuitas para todos los niños de primaria y los pases de bus gratis para mayores de 60 años. Sin embargo, pierden terreno por largas negligencias en la salud rural y una débil postura sobre la crisis humanitaria en Gaza, lo que también genera críticas internas.
Eluned Morgan, la miembra del Senedd por Mid y West Wales y primera ministra regional, ha mostrado una inusual preocupación política reciente por la polémica subida de precios en los aparcamientos de Aberystwyth, donde el consejo local ha impuesto una tarifa de £5 que antes era gratuita. Esta medida afecta a residentes y turistas y amenaza la economía local en Ceredigion.
La oposición acusa a Morgan y Plaid Cymru de falta de acción durante años y de aparecer solo en época electoral para ganar votos con gestos tácticos como este. Los grupos locales denuncian que el gobierno municipal ignora las protestas populares y ejerce un “autoritarismo” que controla hasta las actividades más sencillas de la gente, mientras que los consejeros liberales y los independientes no consiguen frenar la imposición.
Esta combinación de la subida de Reforma en las encuestas y la crisis generada por decisiones locales como el aparcamiento en Aberystwyth dibujan una escena política gallega muy tensa a pocos meses de las próximas elecciones. Los partidos tradicionales se enfrentan al reto de recuperar la confianza mientras Reform capitaliza en el miedo y las quejas sociales.
