Tulum oficializó un programa para permitir el acceso gratuito a todas sus playas en un intento por reactivar el turismo afectado por la baja en vuelos y ocupación hotelera. El alcalde Diego Castañón Trejo informó que tanto turistas nacionales como internacionales y locales podrán entrar sin pagar, pero no podrán llevar alimentos, bebidas, hieleras ni sombrillas.
Esta restricción obliga a los visitantes que deseen consumir algo a hacerlo en establecimientos autorizados frente al mar, como el popular restaurante La Eufemia, que forma parte del nuevo esquema. Castañón enfatizó en un video que el objetivo es acabar con la percepción de que se cobra por entrar a la playa, promoviendo “turismo responsable” y la “inclusión”.
Pero la medida ha generado polémica. Habitantes y visitantes critican que limitar lo que se puede llevar es una forma indirecta de obligar a consumir en negocios costeros. La restricción de sombrillas también impacta a quienes dependen de sombra para largas estancias en la playa.
El programa llega en un momento crítico. Entre julio y octubre, la ocupación hotelera en Tulum bajó más de 8 puntos porcentuales, mientras que el Aeropuerto Internacional Felipe Carrillo Puerto registró una reducción de entre 30 y 40% en vuelos en las últimas semanas. La crisis ha presionado a la economía local, poniendo al sector turístico en situación delicada.
Comerciantes y operadores turísticos reportan caída en ingresos. Algunos publicaron disculpas en TikTok por el mal servicio a turistas nacionales en meses recientes, intentando recuperar confianza.
Castañón reiteró que esta iniciativa es parte de una “transformación” para mejorar la imagen de Tulum y que más hoteles y restaurantes se sumarán próximamente a la estrategia, permitiendo accesos libres sin cobrar ni exigir consumo, aunque el proceso será gradual.
Sin embargo, algunas playas dentro de áreas naturales protegidas mantienen restricciones para preservar el ecosistema.
El programa de acceso libre implica un cambio importante frente a años de denuncias por cobros ilegales en los accesos a playas. Ahora queda por ver si la política logra atraer más turistas y ayudar a un destino golpeado por la crisis.
