El expresidente francés Nicolas Sarkozy reunió ayer a sus aliados más cercanos en un encuentro privado en los Pavillons des étangs, en el corazón del Bois de Boulogne, antes de conocer oficialmente la fecha y lugar de su encarcelamiento.
Unos 150 colaboradores leales, desde ex miembros del Ministerio del Interior, del Palacio del Elíseo, de campañas presidenciales y del partido UMP, hasta policías encargados de su protección y abogados, se dieron cita en un evento a puertas cerradas para apoyarle en un momento que califican como una “gran prueba”.
Sarkozy llegó acompañado de su esposa Carla Bruni, su hijo Jean y su hijo político Aurélien. Su entrada fue ovacionada durante cinco minutos, sin protocolo ni notas, un gesto que dejó ver la emoción y unidad dentro de su círculo más estrecho.
“No estamos humillados por la injusticia, la combatimos. La historia no ha terminado, porque en las buenas películas los malos nunca ganan”
Estas fueron las palabras de Sarkozy, con voz firme, evidenciando su determinación por revertir la situación que enfrenta y demostrar su inocencia. La reunión se mantuvo en secreto para evitar filtraciones y garantizar la privacidad del acto.
El expresidente se prepara para un desenlace que tendrá lugar el próximo lunes 13 de octubre, cuando se revele oficialmente el lugar y la fecha de su ingreso en prisión. Hasta entonces, se mantiene activo y rodeado de su equipo, convencido de que la batalla legal continúa.
Este momento marca un nuevo capítulo en la larga y polémica carrera política de Sarkozy, que acumula 40 años de vida pública y ahora afronta un revés judicial sin precedentes para un ex líder francés.
