La captura en Bogotá de Samir Rosales Rodríguez, alias “el Químico”, reveló un esquema de narcotráfico donde mafias europeas contratan químicos colombianos para montar laboratorios de cocaína en Europa.
El general de la Policía Nacional Carlos Fernando Triana informó este 3 de septiembre que Rosales fue detenido gracias al intercambio de inteligencia entre Colombia, Albania y Ecuador. El hombre tenía una circular roja de Interpol y era pieza clave del Cartel de los Balcanes.
“Se encargaba de viajar a Europa para liderar el proceso técnico para extraer cocaína oculta entre distintas sustancias”, explicó Triana.
Rosales coordinaba envíos de cocaína desde el puerto de Buenaventura, camuflada principalmente en fertilizantes orgánicos, con destino final en Albania, Grecia y Montenegro. Además, utilizaba empresas fachada para facilitar estas operaciones.
Este caso no es aislado. Según un informe reciente de Europol llamado “Evaluación de la amenaza de la delincuencia grave y organizada 2025”, la producción de cocaína en Latinoamérica está en niveles récord para abastecer la creciente demanda europea. Las mafias importan cocaína en formas intermedias y aquí completan su procesamiento en laboratorios clandestinos distribuidos principalmente en Europa occidental y meridional.
Fuentes antinarcóticos comentan que la droga llega mezclada con carbón, cemento, pegante industrial y azúcar, y es allá donde químicos como Rosales hacen la extracción final del alcaloide para aumentar la pureza.
Entre las principales organizaciones criminales europeas involucradas están la italiana ‘Ndrangheta y Cosa Nostra, el Clan Devesa (España), la Mocromafia (Países Bajos y Marruecos), el Clan Kinahan (Reino Unido) y varias mafias de los Balcanes.
Es frecuente que delegados de estas mafias estén en Colombia supervisando compras y embarques. Las cocinas clandestinas funcionan en apartamentos, bodegas, fincas y sótanos en ciudades europeas, donde químicos colombianos terminan de procesar la cocaína para su distribución.
Un caso ejemplar ocurrió en 2021 cuando la policía de los Países Bajos desmanteló un laboratorio instalado en los establos de una academia de equitación en Nijeveen, provincia de Drenthe. Allí capturaron a 16 personas, 13 de ellas colombianas.
La experiencia acumulada por los colombianos en más de cinco décadas en la industria de la cocaína es ahora utilizada por mafias europeas para abastecer un mercado que, según la ONU, suma 4,5 millones de consumidores en Europa.
