Ian Watkins, exlíder de la banda Lostprophets, fue encontrado muerto el pasado viernes en la prisión de máxima seguridad HMP Wakefield tras un ataque presuntamente perpetrado por otros presos.
Watkins, de 48 años, cumplía una condena de 29 años tras ser declarado culpable en 2013 de múltiples delitos de abuso sexual infantil, entre ellos el intento de violación de un bebé. Su muerte es investigada como un posible homicidio, ya que dos presos, de 25 y 43 años, fueron arrestados por sospecha de asesinato en relación con el suceso.
El ataque tuvo lugar en una sección segura del centro penitenciario en West Yorkshire, conocido como “Monster Mansion” por albergar a los criminales más peligrosos del Reino Unido, incluyendo asesinos y abusadores sexuales de menores.
Fuentes indican que la agresión fue rápida y brutal, y que el área fue bloqueada inmediatamente tras el incidente. A pesar de la rápida atención médica, Watkins murió poco después. Un portavoz del Servicio Penitenciario confirmó:
“Un preso en HMP Wakefield ha fallecido tras un incidente grave. La Policía está investigando el caso”.
No es la primera vez que Watkins sufre violencia dentro de prisión. En 2023 fue secuestrado y apuñalado, lo que puso en duda la protección que reciben criminales de su perfil en custodia.
Expertos en criminología recuerdan que presos condenados por delitos sexuales contra niños son los más vulnerables dentro del sistema penitenciario, incluso en prisiones de máxima seguridad y con medidas de aislamiento.
La noticia ha generado fuertes reacciones en redes sociales, donde muchos usuarios lo ven como una consecuencia lógica debido a la gravedad de sus crímenes, mientras otros piden que todas las personas privadas de libertad, por duros que sean sus crímenes, reciban protección estatal.
El Ministerio de Justicia anunció que realizará una revisión interna para esclarecer cómo pudo ocurrir el ataque y evaluar la seguridad en HMP Wakefield. La policía continúa interrogando a los detenidos y espera resultados de la autopsia en los próximos días.
Por otro lado, la muerte de Watkins marca el último capítulo en uno de los escándalos criminales más notorios del Reino Unido, que destruyó no solo su carrera musical sino también su vida social y la reputación del grupo Lostprophets, cuyos temas fueron retirados de plataformas digitales tras su condena.
