La Universidad de La Guajira alcanzó un hito clave tras ser reconocida por el Ministerio de Educación Nacional con la Acreditación Institucional de Alta Calidad por seis años, un logro que refleja su transformación desde 2009 bajo la rectoría de Carlos Arturo Robles Julio.
Desde que Robles Julio asumió el cargo, la universidad pasó por un proceso de modernización y expansión en oferta académica, infraestructura y calidad docente que la posiciona hoy como una institución de referencia académica y social en la región.
Los números son claros: en 2009 la universidad tenía cinco facultades, 15 programas profesionales y 6.494 estudiantes. En 2025, esa cifra creció a seis facultades, 29 programas profesionales, nueve maestrías propias, dos doctorados y 17.125 estudiantes activos. Además, la planta de docentes se cuadruplicó, llegando a 313, de los cuales 89 tienen doctorado y 10 un PhD.
En investigación, Uniguajira pasó de siete a 56 grupos reconocidos, alcanzando tres en categoría A1 y registrando cuatro patentes. Esta expansión evidencia el compromiso con la calidad y la pertinencia regional que el rector siempre ha enfatizado.
“Hemos crecido de forma responsable y planificada, ampliando cobertura y garantizando la graduación exitosa de nuestros jóvenes”, afirmó Carlos Arturo Robles Julio.
La renovación física también es enorme: la infraestructura aumentó de 55.677 m2 a más de 124.000 m2. Se construyen hoy proyectos clave como el Bloque IX de Arquitectura y Artes con más de 9.000 m2, el Coliseo Deportivo para 3.023 personas y la Plazoleta de Comidas de 2.100 m2. Además, están en marcha construcciones para canchas polifuncionales, un consultorio jurídico de cuatro pisos y mejoras en vías de acceso con paneles solares.
Los estudiantes también han notado el cambio. Daniela Sotillo, de sexto semestre de Negocios Internacionales, dijo que ahora la universidad ofrece más acceso a tecnología, intercambio, investigación y mejores espacios para estudiar. “Esto nos llena de orgullo y nos motiva a crecer con la universidad,” aseguró.
Este avance marca un antes y un después para una universidad que, tras años de trabajo, se consolida como un motor de desarrollo académico y social en La Guajira, con un impacto palpable en cobertura y calidad educativa.
