Liverpool tomó una decisión histórica al romper su regla de no renovar contratos para jugadores mayores de 30 años con Mohamed Salah.
La directiva de Fenway Sports Group (FSG), que tradicionalmente ha dejado ir a sus estrellas cuando superan los 30 años, otorgó a Salah un nuevo contrato de dos años la pasada temporada. En junio, Salah cumplió 33 y cuando expire su vínculo será un veterano de 35 años.
La operación buscaba mantener la continuidad tras el éxito reciente de Liverpool, que ganó la Premier League confiando en su trío de ataque veterano. Además de Salah, Virgil van Dijk, que cumple 34 en junio, también extendió su contrato.
Pero seis meses después, las cifras plantean dudas. Desde abril, Salah ha marcado solo cuatro goles en 16 partidos y ha dado apenas tres asistencias en la liga en 17 juegos. Un promedio de un gol cada cuatro partidos, lejos del rendimiento que ofreció antes de renovar.
El equipo también sufre para encajar sus caras nuevas en ataque, complicando aún más el impacto del egipcio. Pero su bajón coincide con el paso de la edad, algo que FSG justificaba en su antigua política.
Wayne Rooney destacó la caída en la intensidad de Salah:
“Cuando anotabas y ganabas, el equipo lo toleraba. Ahora su ética de trabajo es cuestionable”
Esta situación deja a Liverpool en un punto crucial. Mientras otros grandes como Sadio Mané dejaron el club al llegar a los 30 sin renovar y Roberto Firmino se marchó con 31, este año el club apostó por Salah más allá de lo habitual.
Sin embargo, ni Mané ni Firmino lograron replicar su nivel en otros clubes después de Anfield, lo que respalda la idea de que conservar a sus grandes figuras es clave si quieren seguir en la cima.
Ahora el egipcio deberá demostrar que la confianza de Liverpool en este nuevo contrato no fue un error. La plantilla y la afición esperan un repunte de su rendimiento. De lo contrario, esta decisión histórica podría pasar a ser un experimento fallido para FSG, conocida por su rigidez en las renovaciones.
Liverpool sigue ajustando su plantilla y tácticas en un inicio de temporada irregular, sin lograr el sellado completo de sus nuevas estrellas. Salah tiene la presión añadida de justificar un movimiento estratégico que rompió una regla clara durante casi una década.
