Perpignan aún no ha sumado ningún punto tras las primeras seis jornadas del Top 14, una situación inédita y alarmante para el club catalán.
El equipo viajó a Lyon tras días convulsos en los que los entrenadores David Marty y Gérald Bastide abandonaron el club. Esa inestabilidad no se tradujo en resultados y Perpignan volvió a caer, manteniendo un total de 0 puntos tras 6 partidos.
Este dato es casi único en la historia de la liga, ya que solo Mont-de-Marsan había tenido un registro similar, terminando la temporada con descenso directo a Pro D2. Otros clubes históricamente en crisis, como Agen, Brive o Toulon, al menos lograron acumular puntos defensivos temprano en sus campañas.
Perpignan repite un mal comienzo similar al de su regreso a la élite en 2018, cuando también perdió sus primeros seis partidos antes de bajar a Pro D2 al año siguiente. Hoy la situación parece aún más grave, con 11 puntos de desventaja respecto a La Rochelle, el 12º clasificado.
“La fase es complicada, el público silba, el staff se ha movido, solo nos queda a nosotros reaccionar”, admitió el joven talonador Mathys Lotrian antes del partido en Lyon.
Contra Lyon, Perpignan mostró destellos de rebeldía, pero acabó cediendo con un marcador contundente de 44-19. El entrenador interino Franck Azéma remarcó la urgencia:
“Es crucial puntuar para el futuro del club, todavía queda tiempo pero partimos de muy lejos. No digo que no sea difícil, pero tenemos partidos para intentar remontar.”
La “ventaja” numérica para Perpignan es la presencia de otro equipo recién ascendido en problemas: Montauban, que tampoco ha ganado y solo ha sumado tres puntos defensivos. Los choques directos entre ambos serán clave, empezando por el duelo que jugarán el próximo 25 de octubre.
Sin embargo, la realidad es dura. Perpignan está atrapado en un mini “mini torneo del descenso” con Montauban, y las derrotas se suceden mientras cada jornada reduce las opciones de la permanencia directa.
El club catalán encara una campaña de pesadilla, con el fantasma del descenso asomando ya en septiembre y la necesidad urgente de una reacción colectiva para evitar una caída que parece cada vez más probable.
