Una pastelería francesa en Arizona dio una lección a un influencer británico que intentó conseguir comida gratis a cambio de una reseña positiva. La dueña no solo rechazó las condiciones abusivas, sino que grabó un vídeo que ya acumula más de 5 millones de reproducciones en redes sociales.
El influencer contactó al negocio con la intención de recibir productos sin pagar, imponiendo términos inaceptables para la propietaria. Su reacción fue contundente y directa: expuso públicamente los intentos de “bullying” por parte del influencer, dejando claro que ni con artimañas ni presiones se conseguirían privilegios.
JL Patisserie, con tres locales en la zona metropolitana de Phoenix, es reconocida por la calidad de sus pasteles, pero sobre todo por la mano dura de quien lleva años en el oficio. En el vídeo viral, la dueña desmonta con ironía y firmeza las demandas del influencer. La respuesta caló, generando miles de comentarios que valoran el coraje y la defensa del pequeño negocio ante conductas abusivas de “influencers”.
En Twitter, usuarios destacaron la injusticia del intento de “bullying” digital, alabaron el trabajo artesanal de JL Patisserie y criticaron la cultura de ciertos influencers que buscan aprovecharse sin aportar. “Es asqueroso cómo operan algunos de estos influencers”, escribió Make L.A. Great Again.
“El sentido de privilegio de algunos influencers está fuera de escala. Bien por la dueña por manejarlo tan bien” – Lorna_TVeditor
El caso ha encendido el debate sobre la profesionalidad de quienes ganan dinero con redes sociales sin respetar el esfuerzo de los negocios locales. Figuras públicas como Dominik Diamond calificaron a parte del mundo “influencer” como un “racket de protección”, aprovechando sin crear valor real.
JL Patisserie no solo defendió su producto sino también el respeto que merece su trabajo después de años dedicados a la pastelería francesa en Estados Unidos. Esta respuesta ha trascendido fronteras y sirve de ejemplo para otros pequeños negocios frente a exigencias poco éticas.
