Mohammed VI pronunció un discurso clave el 10 de octubre en la apertura de la sesión parlamentaria en Rabat, justo tras dos semanas de protestas convocadas por GenZ212.
El rey mantuvo un tono sobrio y sin rupturas, centrado en la necesidad de acelerar reformas legislativas. Hizo especial énfasis en la justicia social y en reducir las desigualdades territoriales, sin grandes anuncios nuevos.
La reacción fue rápida y dividida. La mayoría gobernante se mostró satisfecha, considerándolo un respaldo firme a la agenda política actual. En cambio, la oposición pidió mayor compromiso y ejecución más efectiva de esas directrices.
Por su parte, el colectivo GenZ212, que llamó a manifestarse desde hace semanas, se sintió frustrado. A pesar de que el propio rey pidió suspender las protestas, un grupo de jóvenes desobedeció y se reunió frente al Parlamento el 9 de octubre, manteniendo la presión.
Esta juventud reclama cambios más profundos y urgentes, apuntando a un desencanto con la lentitud de las reformas y la persistencia de desigualdades que afectan especialmente a las nuevas generaciones.
La situación sigue tensa en las calles de Rabat, donde algunas marchas han sido pacíficas pero el ambiente general es de expectación. Las autoridades prometen mantener el diálogo, mientras que GenZ sigue pendiente de su próximo movimiento.
El discurso de Mohammed VI marca un intento de calmar la crisis política sin ceder a demandas radicales, pero deja abierta la incógnita sobre cómo evolucionará este pulso entre el poder y una juventud cada vez más movilizada.
