Daniel Guzmán admite estar “totalmente vacío” tras terminar el rodaje de La Deuda, su última película que se estrena el 17 de octubre. El cineasta madrileño, que también protagoniza la cinta, revela el duro desgaste emocional, físico y anímico que le ha dejado el proyecto.
La película, que cuenta con un presupuesto de 5 millones de euros, se rodó en 78 localizaciones diferentes durante diez semanas, el doble del plazo habitual. “El tiempo se convirtió en nuestro peor enemigo y el sobrecoste crecía semana a semana”, explicó Guzmán. Además, el montaje ocupó un año entero frente a los tres meses normales, mostrando la complejidad y la ambición del filme.
En La Deuda, Guzmán interpreta a Lucas, un hombre que asume una deuda emocional con Antonia, personaje encarnado por Rosario García, cuando ella pierde su vivienda. La historia nace de una experiencia personal con su abuela y explora las consecuencias de la gentrificación, la culpa, el amor y la redención.
“No volveré a asumir tantos roles a la vez”, confesó el director, que fue guionista, director, actor y productor, lo que definió como una “ecuación imposible de cuadrar”
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El filme también cuenta con la participación de Itziar Ituño y Susana Abaitua. Guzmán había pensado en su abuela para el papel de Antonia, pero tras su fallecimiento eligió a Rosario García por su parecido emocional y físico.
La película aborda la pregunta central: “¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar para evitar que alguien pierda su hogar?”, reflejando la dureza de la gentrificación en la España actual. Guzmán reconoce que el proceso creativo es donde encuentra paz, pero que la dirección y producción simultáneas lo han dejado exhausto.
