La administración de Beto Granados en Matamoros está bajo fuego. Promesas incumplidas y escándalos lo colocan entre los peores alcaldes recientes, según críticos y votantes desilusionados.
En las elecciones, la población apostó por este joven candidato de Morena en lugar de la experimentada ex alcaldesa panista Leticia Salazar. Sin embargo, desde el arranque Granados enfrentó conflictos internos en su partido, destacando su choque con el ex alcalde Mario “La Borrega” López, que dañó la unidad de Morena.
Su historial como diputado local tampoco ayuda: críticos señalan una pésima labor legislativa; incluso, en eventos públicos tuvo problemas para presentar iniciativas legislativas. A pesar de eso, mantiene vínculos con el Secretario del Trabajo, Luis Gerardo Illoldi Reyes, otro joven político cuestionado por su rapidez meteórica y falta de resultados.
La polémica no para. Como primer acto de gobierno, Granados nombró a su madre “mujer distinguida” sin que existieran reconocimientos previos de ese nivel en su historial, generando dudas sobre sus motivaciones.
Otro golpe para su imagen fue la suspensión de su visa en Estados Unidos por investigaciones en ese país. Las autoridades estadounidenses lo interrogaron por horas y jamás recuperó la visa, algo que Granados ha intentado negar o minimizar públicamente.
Más cuestionamientos llegaron cuando aseguró tener un título profesional que no aparecía en el registro nacional. Después, “mágicamente” apareció una licenciatura en administración de una escuela no acreditada, documento que según algunas fuentes podría ser fraudulento.
La compra – no obtención legítima – del título apuesta a una práctica común en políticos con prisa por un diploma. Con eso, Granados pretende aumentar su perfil político, pero muchos electores ven esto como una burla y un engaño.
Mientras esto sucede, Granados intenta desacreditar a su antecesor “La Borrega” para ganar espacio mediático, con apoyo de su grupo político en Ciudad Victoria. Pero los constantes escándalos, la falta de resultados y la desconfianza no favorecen su imagen.
Los ciudadanos de Matamoros expresan su frustración y cuestionan por qué apoyaron una administración con tantos errores visibles desde el principio. La figura política del municipio está en crisis, y hasta ahora no hay señales de mejora.
