En los páramos de Derbyshire, al este de Inglaterra, un cambio discreto pero efectivo está transformando el paisaje y la fauna local. Tras décadas de pastoreo intensivo de ovejas, los gestores de la zona optaron por introducir ganado bovino de razas pequeñas como red polls y Welsh blacks para recuperar la biodiversidad.
El pastoreo de ovejas había dejado una huella visible: las ovejas comen muy cerca del suelo y evitan la hierba dura y densa que forma los charcos de páramo, lo que limitaba la variedad de plantas. El ganado usa su lengua larga para desarraigar esa hierba dura y pisa el suelo, abriendo espacio para que nuevas semillas germinen.
La estrategia está dando resultados claros. En cinco años, el número de whinchats, un ave pequeña que habita estos páramos, casi se triplicó tras la llegada del ganado. También es habitual ver bandadas de goldfinches que buscan refugio en este ambiente más diverso.
El proyecto lo lidera la Eastern Moors Partnership, que asegura que estas razas son “fáciles de manejar” y están adaptadas a las condiciones duras del páramo. Además, buscan evitar tensiones con los visitantes que frecuentan la zona los fines de semana. Aunque algunos se muestran nerviosos ante la presencia de ganado, la recomendación es mantener una distancia segura de 5 metros.
Este cambio se produjo tras un modelo de gestión extensiva que busca equilibrar la producción agropecuaria con la conservación ambiental, un reto común en los páramos británicos. Mientras en otras partes de Derbyshire se estudia la reintroducción del alce como herramienta para restaurar la naturaleza, aquí el ganado hace su trabajo silencioso y sin llamar tanto la atención en redes sociales.
