Laila Torralba, fisioterapeuta española de 28 años, cambió la vida de oficina y la rutina de 9 a 17 por una aventura empresarial en Indonesia. Luego de la pandemia, la joven junto a su pareja dejaron España y se lanzaron a construir un surfhouse en una pequeña isla de Mentawai.
El proyecto nació de algo simple: una cabaña para descansar durante viajes. Pero la pareja vio el potencial y apostó por un alojamiento para surfistas y viajeros. Eligieron una isla accesible por tierra y con acceso a olas sin necesidad de barco, algo raro en Mentawai.
“Queríamos dejar atrás la esclavitud de la rutina y ganar libertad”, contó Laila a La Vanguardia. Aunque sus ingresos no superan lo que ganaba en España, afirma que la calidad de vida mejoró: no paga alquiler ni servicios y puede ahorrar todo lo que genera.
“Aquí todo lo que ganamos lo ahorramos, algo que en casa es imposible”
El surfhouse no solo les devolvió la inversión, sino una nueva forma de entender el trabajo y la vida. Mientras muchos jóvenes españoles emigran a países del norte buscando estabilidad económica, Laila se sumó a quienes priorizan bienestar y libertad lejos de Europa.
Su historia refleja cómo la pandemia impulsó a muchos a replantear sus prioridades, buscando alternativas que no siempre se miden en billetes, sino en calidad humana y espacios para vivir sin estrés.
