Las coccinelas asiáticas (Harmonia axyridis) invaden rápidamente las viviendas en Francia durante el otoño e invierno, en busca de refugio para pasar el frío. A pesar de su origen asiático, estas pequeñas “bichas a bon Dieu” empezaron a asentarse en Europa tras ser introducidas en Estados Unidos en 1916 y prosperar desde 1988, expandiéndose luego por todo el territorio francés y europeo.
La invasión ocurre porque estas coccinelas buscan grietas o huecos en las casas donde refugiarsi en grupo y conservar el calor corporal durante el invierno. Usan feromonas para localizar sitios de concentración y este proceso atrae a más de ellas, lo que explica el rápido aumento que reportan muchos hogares afectados.
Estas coccinelas fueron inicialmente introducidas para controlar plagas como los pulgones, ayudando a proteger cultivos de soja, nueces de pecán y otros. Sin embargo, su impacto ha ido más allá de lo esperado. Al agotarse su alimento natural, comenzaron a alimentarse de frutas y plantas locales, causando daños a cosechas y jardines, incluyendo frambuesas, manzanas y melocotones.
Este fenómeno tiene un efecto colateral preocupante: el fuerte declive de las especies nativas de coccinelas en Francia y otras regiones donde la especie invasora prolifera, llegando incluso a la extinción local de algunas poblaciones autóctonas.
Para quienes encuentran estos insectos en casa, la recomendación principal es aspirarlos para eliminarlos sin dañar la vivienda. También se pueden pulverizar con jabón insecticida si están en las paredes exteriores. Otra ventaja inesperada es que esta invasión indica posibles fugas de aire en la casa, por lo que sellarlas no solo previene nuevas entradas, sino también ahorra energía.
En caso de querer liberarlas, se aconseja hacerlo solo si la temperatura exterior supera los cero grados. Si entran en pleno invierno o temprano en primavera, demasiado frío para liberarlas, se pueden guardar en un frasco ventilado con un paño húmedo en la nevera, donde resistirán meses sin morir.
Aviso para quienes confundan estas con otros insectos: las coccinelas asiáticas pueden tener colores variables – desde naranja hasta negro, con distintos puntos negros o sin ellos -. Por su parte, las coccinelas nativas son igualmente diversas y no siempre rojas con puntos, por lo que observar rayas o colores diferentes puede indicar otras plagas dañinas que conviene eliminar.
Este fenómeno se intensifica cada año en otoño. Los expertos advierten que la mejor defensa sigue siendo la prevención: revisar fachadas y ventanas para tapar grietas y evitar que las coccinelas asiáticas se conviertan en una carga doméstica y ecológica más grave en Francia.
