Los insectos dominan el planeta y un ejército invisible en su intestino juega un papel clave en su éxito, revelan expertos de INECOL.
Este ejército está formado por bacterias, hongos y otros microorganismos que constituyen la microbiota intestinal, vital para la digestión, producción de nutrientes y defensa contra enfermedades. Sin este “mercado microscópico” dentro de sus tripas, muchos insectos no podrían sobrevivir en los hábitats extremos donde se encuentran, dicen especialistas.
La microbiota se transmite de dos formas: vertical, cuando la madre pasa microbios a sus crías a través de los huevos o durante el nacimiento (como en pulgones), y horizontal, cuando los insectos adquieren microbios del ambiente o al interactuar con otros insectos. Estos microorganismos pueden ser residentes permanentes o pasajeros temporales.
Expertos detallan que la composición de este conjunto cambia según la especie, su dieta y su entorno. Termitas y escarabajos por ejemplo, tienen microbios que descomponen celulosa; en abejas predominan bacterias que fermentan azúcar. En moscas y cucarachas, hay microbios que limpian residuos y toxinas.
Estudios en México abren nuevas vías para el control y aprovechamiento de insectos
En México, la Mosca Mexicana de la Fruta (Anastrepha ludens) es usada en la técnica del insecto estéril para controlar plagas. Investigadores del INECOL trabajan en usar una bacteria capaz de fijar nitrógeno para mejorar las dietas artificiales que se le dan, una clave para abaratar costos y optimizar la producción masiva de insectos estériles, adelantaron.
Además, un estudio reciente usó la mosca fruta para probar la seguridad de un probiótico potencial para humanos, la bacteria Limosilactobacillus fermentum J23, sumando evidencia para su posible aplicación en salud.
Los beneficios de estudiar la microbiota no se limitan al control de plagas. Otro ejemplo es la Mosca Soldado Negro, popular en granjas para convertir residuos en proteínas y grasas para alimentación animal, donde microbios seleccionados mejoran el rendimiento.
Incluso se han identificado microbios en larvas de polillas capaces de degradar plásticos, abriendo la puerta a soluciones ambientales innovadoras basadas en estos aliados invisibles.
Roxana Barran-Prior y Daniel Cerqueda-García, investigadores apoyados por la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, destacan que estos microorganismos intestinales forman parte de estudios que rápidamente pasan de laboratorio a aplicaciones prácticas para México y el mundo.
El uso de tecnologías de secuenciación genética ha sido clave para conocer la diversidad y funciones de esta “ciudad escondida” dentro de los insectos, revelando un mapa claro de quiénes son esos microbios y qué hacen. Así, la ciencia avanza para transformar problemas ambientales y agrícolas en oportunidades productivas.
Este conocimiento no solo ayuda a controlar plagas sino que abre líneas para biotecnología, salud y aprovechamiento agroindustrial, apuntan los especialistas.
