Bombarderos estratégicos B-52 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos sobrevolaron el Mar Caribe frente a las costas venezolanas en una operación que generó alerta inmediata en Caracas y el estado Miranda. El gobierno chavista activó las Zonas Operativas de Defensa Integral (ZODI) y desplegó fuerzas militares y civiles bajo el plan “Independencia 200”, que busca proteger el territorio ante lo que califican como un “asedio” de Washington.
Los vuelos de los B-52 formaron parte de ejercicios coordinados por el Comando Sur de EE.UU. en la región del Caribe, específicamente cerca del archipiélago de Los Roques, La Orchila y Gran Roque. Según registros públicos radar, al menos tres bombarderos realizaron patrullas visibles para las plataformas de seguimiento aéreo antes de desaparecer momentáneamente del radar civil y regresar rumbo sur.
Las maniobras se hicieron en espacio aéreo internacional, pero coincidieron con el despliegue del grupo anfibio USS Iwo Jima y helicópteros AH-1Z Cobra y UH-1Y Venom en la zona. El Comando Sur justificó la operación como parte de sus esfuerzos para interrumpir el narcotráfico y proteger a la población estadounidense.
El presidente Nicolás Maduro respondió rápidamente a través de su canal oficial de Telegram, llamando a la ciudadanía, a los militares y policías de Caracas y Miranda a activar “toda la fuerza de defensa integral” para resguardar “montañas, costas, escuelas, hospitales, fábricas, mercados y comunidades”. La alcaldesa del municipio Libertador, Carmen Meléndez, confirmó que el pueblo venezolano lleva ocho semanas en ejercicios preparatorios para la “defensa de la paz”.
La operación tiene como objetivos estratégicos la detección y corte de actividades enemigas, internas y externas, y la protección de infraestructuras críticas como el sistema eléctrico, abastecimiento de agua potable, telecomunicaciones, transporte, salud, combustible y distribución de alimentos y medicinas.
Los B-52 desplegados forman parte del llamado “triángulo nuclear” de EE.UU., con capacidad para portar armas convencionales y nucleares, sistemas avanzados de guerra electrónica y armamento de precisión. Este movimiento militar se da en un contexto regional tenso, con Washington aumentando su presencia aérea y naval en el Caribe, incluyendo maniobras con aviones F-35 y buques de guerra.
La escalada de ambas potencias mantiene la tensión latente en la región, con Venezuela redoblando esfuerzos militares y preparativos civiles en respuesta al despliegue estadounidense, mientras el Comando Sur continúa sus operaciones contra el narcotráfico en el área. El foco está puesto en la defensa del territorio y los recursos naturales venezolanos en un momento de máxima alerta.
