Sébastien Lecornu enfrenta hoy las primeras mociones de censura en la Asamblea Nacional, presentadas por el Rassemblement National (RN) y La France Insoumise (LFI). Aunque ambas buscan derribar al primer ministro, sus objetivos y estrategias son opuestos y poco probables de prosperar.
La moción del RN, liderada por Marine Le Pen y Éric Ciotti, es breve y se centra en acusar al gobierno de irresponsabilidad frente a las “crisis de seguridad, migración, económica y política” actuales. Su intención clara es forzar una disolución de la Asamblea Nacional mediante el artículo 12 de la Constitución, buscando un adelanto electoral que les permita ganar escaños y, sobre todo, eliminar la inelegibilidad de Le Pen para poder presentarse en 2027.
Desde el Palacio del Elíseo, Emmanuel Macron criticó estas mociones calificándolas de “motions de dissolution”. El RN apuesta por una salida rápida al bloqueo político, pero la estrategia no garantiza que Le Pen recupere su escaño.
Por otro lado, la moción de France Insoumise y sus aliados acusa a Macron de “golpe de fuerza contra la democracia” por mantener a Lecornu después de los resultados de las legislativas de junio. Atañen al presupuesto anticipado –que apelan será un “presupuesto Bayrou-Lecornu”– y denuncian la suspensión parcial, pero insuficiente, de la reforma de las pensiones anunciada recientemente.
El coordinador de LFI, Manuel Bompard, exige la “dimisión o destitución” de Macron como única salida democrática a la crisis actual. Sin embargo, la moción enfrenta un obstáculo clave: la negativa del Partido Socialista a votar contra el gobierno antes de debatir el presupuesto.
Ni el RN ni LFI cuentan con los votos necesarios. La moción del RN carece de apoyos izquierdistas y solo podría sumar fuerzas desde la oposición de derecha, insuficiente para alcanzar la mayoría absoluta de 289 diputados. La moción de LFI se beneficiaría de los votos del RN y algunos grupos minoritarios, pero la falta de aliados del Partido Socialista y divisiones internas complican el éxito.
Delphine Batho, diputada ecologista, rechazó la censura como “política del peor”, mientras que el socialista Paul Christophle sí anunció su apoyo a la moción de LFI. Otros posibles apoyos podrían venir de diputados no inscritos y algunos rebeldes en Los Republicanos, pero aun así el margen es demasiado estrecho.
Con este escenario, la caída inmediata del gobierno Lecornu parece improbable. El debate sigue abierto, pero la estabilidad temporal reina mientras avanza el calendario legislativo más decisivo: el debate sobre el presupuesto estatal.
