Un equipo de científicos en Alemania ha logrado un avance pionero: un marcapasos cerebral implantado en el tálamo logró reducir de forma sostenida la tartamudez severa de un joven de 24 años que sufría esta condición desde la infancia.
El dispositivo, que emite impulsos eléctricos similares a un marcapasos cardíaco, se colocó en el núcleo intermedio ventral izquierdo del tálamo, una región clave en la producción del lenguaje. Su objetivo es modular y “resintonizar” las redes neuronales del habla disfuncionales en casos resistentes a tratamientos tradicionales.
El paciente había probado varias terapias durante más de dos décadas sin mejorar. Tras la cirugía y un protocolo riguroso de estimulación de dos años, la frecuencia de las sílabas entrecortadas bajó un 46% de media, llegando hasta un 62% de reducción en los mejores momentos. La severidad general pasó de “muy severa” a “moderada” o “leve” según su propia evaluación, mejorando su calidad de vida en un 38%.
El estudio, publicado en Journal of Fluency Disorders, también demostró que la mejora está vinculada a la frecuencia del estímulo eléctrico, con resultados significativos a partir de 26 Hz. Los cambios no fueron inmediatos; tardaron unas 12 semanas en manifestarse, lo que apunta a una reorganización cerebral lenta y plástica.
Este hallazgo abre una nueva vía terapéutica para quienes sufren tartamudez persistente y grave, una condición con origen neurobiológico que hasta ahora carecía de soluciones efectivas para los casos más extremos.
Los autores advierten que serán necesarias más investigaciones con muestras mayores para confirmar la seguridad y eficacia del método, pero esta estimulación cerebral profunda podría combinarse con terapias conductuales y marcar un salto en el tratamiento de la tartamudez.
