La región del Mediterráneo agotará su presupuesto de carbono en 2035 si no endurece la reducción de emisiones, advierte un nuevo informe del Basque Centre for Climate Change (BC3) para OceanCare.
El estudio Recopila que para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París — limitar el aumento de temperatura global “muy por debajo de 2 °C” y aspirar a 1,5 °C — los 21 países mediterráneos deben recortar sus emisiones un 6% anual entre 2030 y 2050, una tasa sin precedentes a largo plazo.
Si no, el presupuesto de carbono regional, es decir la cantidad máxima de CO2 que puede emitirse sin superar esos límites, se consumirá en apenas una década, según los investigadores.
Este agotamiento acelerado empeoraría impactos ya visibles: el Mediterráneo ha subido 1,5 °C en 40 años y sufre más sequías, olas de calor, incendios y tormentas intensas.
El informe analiza cinco métodos para repartir ese presupuesto entre países, desde asignaciones proporcionales a emisiones históricas (grandfathering) hasta criterios equitativos por población. Bajo el criterio más estricto de igualdad acumulada per cápita, Francia, Grecia, Italia y Eslovenia ya excedieron su límite hasta 2100 y deberían parar emisiones en 2031.
La dependencia energética de combustibles fósiles sigue siendo muy alta: el 64% de la producción energética de la región proviene aún de fuentes fósiles, subiendo al 76% en consumo final, con países como Egipto, Libia e Israel destacando en producción de gas y petróleo.
Egipto, segundo productor de gas en África, incrementó sus exportaciones tras la guerra en Ucrania y su economía permanece muy ligada a los hidrocarburos, lo que complica la transición.
Un peor escenario con altas emisiones podría provocar pérdidas económicas de hasta el 6% del PIB en Francia y 8% en Italia y Turquía hacia 2100, sumando sequías, inundaciones e incendios, avisa el informe.
La cooperación será clave para evitar la catástrofe
El Convenio de Barcelona, firmado en 1976 y revisado en 1995, aparece como clave para coordinar esfuerzos de descarbonización y diseñar un plan regional que proteja el mar y las zonas costeras ante la contaminación y el cambio climático.
“La procrastinación climática de los Estados nos aboca a acelerar la transición o afrontar las consecuencias del caos climático”, alerta la autora del informe, María Victoria Román.
“Mantener el Mediterráneo por debajo de 1,5 °C es una misión imposible, pero no superar los 2 °C sigue siendo viable si se abandona el fósil de forma justa”, añade Carlos Bravo, especialista de OceanCare.
El informe concluye que sin acción inmediata, los países mediterráneos deberán tomar medidas mucho más radicales y costosas en pocos años, poniendo en riesgo la estabilidad económica y ambiental de una de las regiones más vulnerables del planeta.
