La vacunación en Reino Unido sigue demostrando su impacto crucial en salud pública y economía. Datos recientes del UK Health Security Agency (UKHSA) revelan que la vacuna contra la gripe evitó alrededor de 100.000 hospitalizaciones el invierno pasado, lo que supone un ahorro diario de unas 820 camas hospitalarias durante los meses más fríos.
Además, la vacunación contra el virus respiratorio sincitial (RSV), causante de neumonías graves en bebés y adultos mayores de 75 años, ha reducido hospitalizaciones en hasta un tercio en Inglaterra y casi un 60% en Escocia entre los grupos vacunados.
Esta reducción libera capacidad en el NHS para otras urgencias y tratamientos, una necesidad constante, especialmente en invierno, cuando la presión hospitalaria se multiplica. También baja la demanda de citas en atención primaria, ya que las enfermedades respiratorias graves disminuyen con la inmunización.
La salud pública está enfrentando un aumento en la reticencia a las vacunas, pero encuestas del Royal Society for Public Health muestran que la mayoría de la población de 11 a 70 años reconoce su importancia para la salud individual y colectiva. Las dudas sobre efectos secundarios se pueden disipar con información clara y basada en evidencias.
El impacto económico es igualmente contundente. Estudios señalan que la gripe provoca la pérdida de 4,8 millones de días de trabajo anuales en Reino Unido, con un coste para la economía cercano a £644 millones, casi lo mismo que se invertirá en cuidados sociales en 2025-26.
Esta situación afecta la productividad: más de la mitad del personal británico trabaja enfermo con gripe, reduciendo su rendimiento casi a la mitad. Por eso, promover la vacunación en los centros laborales es una de las estrategias más rápidas para mejorar el bienestar y la economía.
Las vacunas también son una barrera clave contra la resistencia antimicrobiana. Menos infecciones implican menos uso de antibióticos, limitando la aparición de cepas resistentes. La Organización Mundial de la Salud calcula que un mejor aprovechamiento de las vacunas puede reducir en un 22% el consumo global de antibióticos, evitando millones de dosis.
La inversión en investigación y desarrollo de vacunas impulsa además avances científicos y genera beneficios económicos. Según el Departamento británico de Ciencia e Innovación, cada libra invertida en I+D produce siete libras en beneficios netos.
Este balance resalta la importancia de fortalecer políticas y financiar programas de vacunación. Más allá de salvar vidas, las vacunas mantienen al NHS operativo, mantienen la productividad laboral y fomentan estabilidad económica en el Reino Unido.
