La agencia de calificación S&P degradó la nota crediticia de Francia de “AA-” a “A+”, citando una elevada incertidumbre sobre la situación de las finanzas públicas del país. La decisión fue comunicada el viernes 17 de octubre y llega en pleno debate presupuestario nacional.
Este ajuste se produce tras la presentación del proyecto de ley de finanzas por parte del primer ministro Sébastien Lecornu, que plantea reducir el déficit público al 4,7% del PIB para 2026. Pese a la rebaja, el gobierno asume la valoración pero mantiene su compromiso con los objetivos fiscales.
“El gobierno confirma su determinación a mantener el déficit en 5,4% del PIB para 2025 y acelerar la reducción a 4,7% para 2026, preservando el crecimiento”, afirmó el ministro de Economía, Roland Lescure.
El ministro agregó que el objetivo a largo plazo es regresar a un déficit inferior al 3% del PIB en 2029, algo que solo será posible con la colaboración del Parlamento y la adopción del presupuesto antes de fin de año. Pese a la advertencia de S&P, el Ejecutivo insiste en la necesidad de responsabilidad colectiva para mantener el control fiscal.
La caída en la nota soberana no es nueva: en septiembre, la agencia Fitch ya había degradado la calificación de Francia del mismo nivel a A+ por “una inestabilidad política persistente” y riesgos a la consolidación fiscal. Ahora Francia afronta una doble presión de las principales agencias de riesgo en medio de una economía que aún lucha contra la inflación y los desequilibrios fiscales.
Esta rebaja puede encarecer el coste de financiamiento del Estado francés en los mercados internacionales, complicando aún más la gestión del presupuesto público y la confianza de inversores extranjeros. Francia tendrá que demostrar su capacidad real para respetar los compromisos presupuestarios ante los próximos informes de estas agencias.
