El respaldo del Tesoro estadounidense al programa económico argentino le dio un respiro momentáneo al Gobierno, aunque la incertidumbre cambiaria sigue firme y el dólar no detiene su escalada.
Antes del anuncio del apoyo por parte de Scott Bessent, la tensión en los mercados era máxima. El Banco Central había vendido más de USD 1,100 millones en tres días y el índice de riesgo país se disparaba a 1,450 puntos. Tras el aval de EEUU, el riesgo país bajó cerca de 1,000 puntos, pero los operadores siguen expectantes y escépticos.
El dólar oficial cerró la semana en $1,450, apenas $40 por debajo del techo de la banda cambiaria, y el dólar contado con liquidación llegó a $1,544. A pesar de que el Tesoro estadounidense interviene en el mercado oficial y financiero, la dolarización de carteras continúa sin freno.
El apoyo de EEUU implica un programa que podría sumar hasta USD 40,000 millones entre el swap y una línea de crédito de USD 20,000 millones, adelantada por Bessent. Estos recursos no incrementarían directamente las reservas netas, pero ampliarían considerablemente la capacidad de intervención del Banco Central, que subiría de aproximadamente USD 18,800 millones a potencialmente casi USD 58,800 millones.
El desafío en el corto plazo es contundente. El mercado no recibe señales claras sobre cuándo o cómo se va a levantar el cepo cambiario ni sobre el esquema monetario post elecciones. Las tasas de interés en pesos continúan en niveles récord, con picos del 120% anual en la tasa de caución y 157% en pases a un día, aunque bajaron el viernes a 50% y 35% anual respectivamente.
Los bonos ligados a la inflación ofrecen rendimientos que superan el 20% anual en el corto y mediano plazo, reflejo del costo que los inversores exigen ante la incertidumbre financiera. Al mismo tiempo, la licitación de este miércoles dejó en el mercado pesos por un total de $2.11 billones provenientes de títulos no renovados, lo que podría aliviar momentáneamente la presión de liquidez.
El Gobierno insiste en mantener la banda de flotación después de las elecciones y que no habrá un salto cambiario inmediato, pero la realidad en los mercados todavía no muestra confianza plena. La tensión política y financiera se mantiene alta a solo cinco días de los comicios, con un escenario dividido entre la esperanza generada por el apoyo internacional y el escepticismo ante la falta de un plan claro para normalizar la economía.
