El coronel Michaël Randrianirina fue investido como nuevo presidente de Madagascar este viernes 17 de octubre en Antananarivo, en un ambiente marcado por la presión de dignatarios y una juventud que reclama cambios reales.
La ceremonia, celebrada en la sede de la Corte Constitucional, reunió a políticos, diplomáticos y periodistas que observaban atentos el momento en que el militar asumió el poder con un traje formal y sin pausa para promesas vacías.
Randrianirina enfrenta un desafío inmediato: los líderes que rodean el poder buscan su lugar en el nuevo gobierno, mientras la Generación Z se mantiene en alerta, cansada de la corrupción y atrapada en un sistema político que consideran obsoleto y desconectado.
“Exigimos ser escuchados”, reclama la juventud que no oculta su frustración ni sus expectativas tras la investidura.
El recién estrenado presidente deberá navegar estas tensiones si quiere estabilizar un país con recursos naturales pero golpeado por décadas de mala gestión y desconfianza en sus instituciones.
Antananarivo mantiene una vigilancia reforzada, con presencia militar visible durante la ceremonia para evitar disturbios en un contexto político cargado.
Con 15 años en la escena pública, Randrianirina es una figura que mezcla experiencia militar y una imagen de renovación, aunque sus próximos movimientos serán clave para definir si realmente supone un cambio para Madagascar.
