La obra más polémica del arte contemporáneo vuelve a poner en jaque el mercado del arte. Un plátano real pegado a una pared con cinta gris, obra del italiano Maurizio Cattelan, alcanzó la friolera de 6,2 millones de dólares en una subasta en Sotheby’s Nueva York en octubre de 2024.
Este “arte” hizo furor por primera vez en la feria Art Basel Miami en 2019, donde se vendieron tres copias por entre 103.000 y 130.000 dólares. La obra, sin embargo, no pasó desapercibida por su carácter efímero y absurdo. El artista David Datuna llegó a arrancar y comerse la fruta durante la feria, lo que Cattelan convirtió en parte de la broma.
El comprador más resonante fue el millonario chino del mundo de las criptomonedas, Justin Sun, quien no solo adquirió la pieza, sino que también protagonizó una rueda de prensa en la que se zampó la banana como acto publicitario. No es la única vez que la pieza ha sido devorada: en julio, otro visitante del museo Pompidou Metz repitió la acción con la obra, apostando por la provocación infinita.
El fenómeno refleja tensiones sobre el valor real del arte en el siglo XXI. El ensayo de la española Laura Revuelta, “Arte parece, plátano es” (Taurus), explora esta y otras polémicas de la escena artística actual con 21 claves para entender la creación contemporánea, desde la descolonización al papel de la mujer en el arte.
En el mismo espíritu crítico, destaca la historia del danés Jens Haaning, condenado a devolver 71.500 euros tras quedarse con el dinero que un museo le entregó para representar el salario medio anual de Dinamarca en sus cuadros. En lugar de pintar, envió lienzos en blanco titulados “Coge el dinero y corre”, un gesto que la justicia rechazó.
El debate sobre el arte no es nuevo, y la reflexión sobre su sentido es más necesaria que nunca. La pieza de Cattelan, cuestionada por muchos, también ha sido defendida como símbolo de los dolores y contradicciones de la sociedad moderna. Como dijo el pintor Georges Braque, “
El arte es una herida hecha luz
”, un remedio para sobrevivir al caos.
Artistas como la japonesa Yayoi Kusama hablan de la importancia vital del arte, incluso cuando viven en circunstancias extremas; Kusama lleva décadas recluida en un hospital psiquiátrico y afirma que sin arte ya se habría quitado la vida.
La obra con plátano sigue generando debate sobre la literalidad y el mercado del arte, que puede valuar objetos perecederos por millones mientras desafía el sentido común y la durabilidad convencional de una obra. Hoy más que nunca queda claro que el arte contemporáneo es también un espejo de la locura del dinero y la cultura del espectáculo.
