El Real Zaragoza vive la crisis más grave de su historia. Después del humillante 0-5 recibido en casa contra la Cultural Leonesa, el club afronta una situación desesperada que amenaza su futuro inmediato.
La Sociedad Anónima Deportiva (SAD) ya ha ordenado fichar un nuevo entrenador “bombero-druida” que pueda controlar la grave situación. El plan es que el técnico esté listo para el partido del domingo en Gijón, donde se jugará parte del destino de la temporada.
El actual entrenador provisional, Emilio Larraz, no logró frenar el terremoto. Su llegada solo ha agravado la crisis, con una derrota histórica y dos expulsiones decisivas de Juan Sebastián y Akouokou. Larraz se sentó en el banquillo solo porque no hubo tiempo ni ofertas aceptadas para reemplazar a Gabi Fernández, el anterior técnico.
La propiedad del club acumula errores y no ha logrado cerrar el fichaje de un relevo con garantías. Los futbolistas tampoco han respondido, dejando al Zaragoza en una situación límite muy difícil de revertir.
La dirección deportiva, liderada por Txema Indias, tiene el desafío urgente de dar con la tecla correcta para activar el equipo y mantenerlo competitivo en las semanas clave que vienen. Además, en el mercado de enero se espera reforzar la plantilla con nuevos jugadores que ayuden a salir del atolladero.
El 0-5 en el Ibercaja Estadio es más que una derrota, es un golpe brutal para un club con décadas de historia, igualdad al fracaso más profundo. La herida es profunda y el reloj corre rápido en contra del Zaragoza.
El domingo en Gijón no solo se juega un partido, se juegan las esperanzas de salvar una temporada que hasta ahora ha sido un desastre. La crisis trasciende lo deportivo: afecta a la SAD, a la ciudad y a buena parte de la afición aragonesa, que ve cómo uno de sus símbolos se tambalea.
No hay margen para errores. El Zaragoza necesita un plan efectivo y rápido para evitar que esta caída histórica se convierta en un desastre irreversible.
