El presidente Gustavo Petro denunció este sábado que Estados Unidos cometió un asesinato tras atacar una lancha en aguas colombianas el pasado 16 de septiembre en el mar Caribe.
Según Petro, la embarcación bombardeada era colombiana y su único tripulante, el pescador Alejandro Carranza, murió en el ataque. El mandatario aseguró que Carranza no tenía vínculos con el narcotráfico y pidió a la Fiscalía General de la Nación actuar de inmediato ante lo que calificó como una violación a la soberanía de Colombia.
“Funcionarios del gobierno de los EE. UU. han cometido un asesinato y violado nuestra soberanía en aguas territoriales. Alejandro Carranza no tenía vínculos con el narco y su actividad diaria era pescar”, escribió Petro en redes sociales.
El presidente también solicitó protección inmediata para los familiares de la víctima y propuso que pudieran sumarse a las víctimas de Trinidad y Tobago para iniciar acciones legales contra EE.UU. en tribunales internacionales y estadounidenses.
Petro afirmó que el ataque ocurrió en aguas cercanas a Santa Marta y que la lancha estaba apagada con un motor levantado, posiblemente inhabilitada, cuando fue alcanzada por un misil. “EE.UU. destruyó a una familia de pescadores humildes en una ciudad que pronto será sede de una cumbre entre América Latina y Europa”, añadió.
Horas antes, el presidente informó que Colombia recibió al sobreviviente del reciente ataque militar estadounidense contra un submarino que supuestamente transportaba fentanilo en el Caribe. También resultó herido un ciudadano ecuatoriano.
Desde agosto, la administración del expresidente Donald Trump ha hundido al menos seis embarcaciones en operaciones contra el narcotráfico cerca de las costas de Venezuela, con casi 30 muertos. Trump justificó las acciones alegando un “conflicto armado” contra los carteles.
Estas operaciones aumentaron la tensión entre Colombia y EE.UU., que en septiembre revocó el visado de Petro. El presidente colombiano ha criticado con dureza la política antidrogas estadounidense, calificándola como un instrumento para mantener violencia en la región y ejercer dominio político.
El ataque a la lancha de Carranza añade una nueva controversia en las relaciones bilaterales, pues pone en evidencia la gravedad y el impacto civil de las acciones militares en el Caribe colombiano.
