La construcción de viviendas sociales en Wrexham se mantiene paralizada por restricciones medioambientales relacionadas con los fosfatos, confirmaron ayer autoridades locales.
Cllr David A. Bithell, responsable de Vivienda y Cambio Climático, aclaró ante el comité Homes and Environment Scrutiny que las normas sobre fosfatos en el agua son la principal barrera que frena decenas de proyectos de construcción de casas nuevas.
Actualmente, casi 60 viviendas están en proceso de planificación, pero “el resultado es difícil de predecir”, dijo Bithell, en referencia a que el desarrollo depende de soluciones que no han llegado por parte del Gobierno galés. “Están acumulándose proyectos, pero sin avances claros mientras no se resuelva el tema,” añadió.
El problema afecta tanto a desarrollos municipales como a los promovidos por asociaciones de viviendas sociales. Bithell apuntó que cuentan con “cientos de posibles solares para construir” y están listos para avanzar, aunque esperan que las normativas se adapten o flexibilicen.
En la misma reunión, Julie Francis, jefa del departamento de Vivienda y Activos, confirmó que el consejo local ha llevado el problema directamente al Gobierno de Gales. “Hemos mantenido conversaciones claras con ellos señalando cómo los fosfatos están frenando programas de construcción,” dijo Francis.
El informe más reciente del departamento revela que en el último año fiscal la ciudad entregó 27 viviendas nuevas y realizó 11 recompra de casas para ampliar el parque social. Sin embargo, los planes futuros quedan en suspenso hasta que las restricciones ambientales se aclaren.
Este bloqueo llega en un momento en que Wrexham intenta abordar una crisis de vivienda social creciente. La incapacidad de avanzar en nuevas construcciones genera preocupación entre los responsables locales, quienes alertan que la situación podría agravarse si no hay respuestas rápidas desde Cardiff.
La legislación sobre fosfatos, que busca proteger la calidad del agua, ha generado problemas similares en otras zonas de Gales, afectando la capacidad de municipios para aprobar nuevas viviendas, especialmente sociales.
En resumen, Wrexham tiene listo un amplio potencial para construir pero enfrenta un “cuello de botella” regulatorio sobre fosfatos que ahora afecta directamente a la gente más vulnerable que necesita acceso a vivienda pública.
