La Confederación General del Trabajo (CGT) lanzó una advertencia clara: no aceptará recortes en derechos laborales tras las elecciones legislativas. Los dirigentes más influyentes de la central obrera anticipan que el Gobierno insistirá con una reforma laboral, pero alertan que el sindicalismo mantendrá firmeza.
Héctor Daer, uno de los triunviros de la CGT, fue contundente al referirse a la intención del presidente Javier Milei de acelerar cambios en la legislación laboral luego del domingo.
“Para darse ese lujo, primero van a tener que ganar”
, dijo, evidenciando un clima de desconfianza hacia la estrategia oficial.
En las semanas previas a la renovación de autoridades del 5 de noviembre, la CGT vive tensiones internas y estudia cuidadosamente el escenario electoral. Dos encuestas reservadas indican que el frente de Milei, La Libertad Avanza, podría caer a un apoyo del 31% al 33%, mientras que el peronismo muestra señales de recuperación en distritos clave como el conurbano bonaerense y provincias del norte, regiones con fuerte presencia sindical y malestar social.
Ese malestar se sostiene en un deterioro del salario real, mayor precarización laboral y una creciente incertidumbre sobre el empleo. Dirigentes históricos describen a las bases sindicales como frustradas:
“La gente te dice que el sueldo no les alcanza, que no pueden seguir aguantando”
. A pesar del acuerdo económico con EE.UU. que frenó la subida del dólar, el impacto no se traslada al poder adquisitivo, marcaron las fuentes gremiales.
El ministro de Economía, Luis Caputo, adelantó en un coloquio empresarial un proyecto de reforma laboral “integral” que busca flexibilizar convenios y bajar cargas para empresas privadas. La CGT rechazó la movida por entender que el Gobierno no tiene consenso político ni social para avanzar.
Un dirigente con comunicación directa con la Casa Rosada aclaró:
“Si no tienen número ni consenso en el Congreso, no cuenten con nosotros”
. El rechazo es mayor porque el oficialismo no habría consultado antes al movimiento obrero.
Gerardo Martínez, titular de la UOCRA, reconoció que hay voluntad de modernizar la legislación para adaptarse a nuevas formas de trabajo, pero dejó una línea roja:
“No vamos a aceptar ninguna iniciativa que implique recortar derechos”
.
La elección del domingo será clave. Si Milei y su espacio no logran imponerse, la CGT buscará abrir canales con otros actores políticos y sociales para frenar reformas consideradas “regresivas”. En paralelo, la interna sindical se mantiene activa y la renovación de autoridades podría modificar el equilibrio de poder dentro del movimiento obrero.
En cualquier escenario, la central obrera se perfila como un actor central y en tensión directa con el Gobierno en el debate sobre el futuro laboral del país post comicios.
