Nicolas Sarkozy ingresará esta mañana a la prisión de la Santé en París tras ser condenado a cinco años de cárcel, cuatro de ellos firmes, por corrupción en el caso libio.
El ex presidente de Francia saldrá de su domicilio en el XVI arrondissement cerca de las 9:30 am para dirigirse a la cárcel donde cumplirá condena en régimen de alta seguridad y aislamiento, en una celda de 11 m² sin contacto con otros presos. La ventana estará sellada, y sólo tendrá una pequeña televisión. No tendrá teléfono móvil y estará custodiado por tres guardias para sus salidas y entradas.
El entorno familiar ya convoca un acto de apoyo el mismo martes a las 8:30 am, impulsado por su hijo Louis Sarkozy en la esquina de la rue Pierre-Guérin y la rue de la Source, cercana a su residencia. “Seremos muchos para mostrar apoyo a Nicolas Sarkozy”, dijo Louis, aclarando que la concentración es un gesto personal y no político. Su hermano Pierre también expresó respaldo en Instagram.
El ministro de Justicia, Gérald Darmanin, anunció este lunes que visitará al expresidente en prisión para verificar sus condiciones y seguridad, recordando que puede acceder a cualquier penal cuando desee. Emmanuel Macron se reunió con Sarkozy hace pocos días en el Palacio del Elíseo, reafirmando la relevancia política del caso.
Sarkozy no solicitó ajustes especiales para su encarcelamiento. Su celda contará con una pequeña placa para cocinar y podrá adquirir comida mediante catálogo. Tendrá derecho a tres visitas semanales y dos paseos por día. Podrá llevar una bufanda de hasta un metro, un cuchillo de punta roma y una fourchette. También tiene autorización para rezar con djellaba y tapete, pero sin brújula.
Para pasar el tiempo podrá leer hasta tres libros semanales, con tapas flexibles, incluyendo “El Conde de Montecristo” y una biografía de Jesús, según reveló al diario Le Figaro. Incluso planea escribir un nuevo libro durante su reclusión, afirmando estar lejos de rendirse: “Querían hacerme desaparecer, pero eso me hace renacer.”
Desde su primer día en prisión, sus abogados podrán solicitar la libertad provisional, con un plazo judicial de dos meses para resolver la demanda. La jornada se presenta cargada de simbolismo y tensión para la familia Sarkozy y la clase política francesa.
